Entre la fábula y la ciencia
Acerca de las causas del hipo y de su significado se han tejido, desde antiguo, múltiples leyendas. Muchas lo atribuían al crecimiento de los niños; otras, al esfuerzo humano por expulsar a los malos espíritus o, por el contrario, a la demostración cabal de la posesión demoníaca. Hipócrates, el facultativo griego que vivió en el siglo V a. de C. y que fue considerado, por sus importantes tratados, como el Padre de la Medicina, lo describió como un síntoma de enfermedades abdominales graves. Hoy, la ciencia distingue entre el hipo común, motivado por una irritación del diafragma, y el hipo proveniente de procesos patológicos muy serios.
El diafragma, un músculo raro
El diafragma es un músculo que, como un tabique, separa la cavidad torácica de la abdominal. Es plano, de poco más de un centímetro de espesor, ovalado y curvado como una campana con dos cúpulas: una derecha, debajo del pulmón del mismo lado, y la otra debajo del corazón y el pulmón izquierdo. No sólo su forma es rara, también lo es su estructura. Como todo músculo, posee una parte carnosa con capacidad para contraerse, es decir, acortar la distancia entre los extremos; pero la particularidad es que la forma oval de esa masa carnosa se dispone como un anillo, en cuyo centro está uno de los tendones que presenta la forma de un trébol y se llama centro frénico. El otro tendón está representado por toda su periferia y se inserta en el reborde de las últimas costillas, en la punta del hueso esternón y en las primeras vértebras lumbares.
El funcionamiento del diafragma
Al contraerse la masa músculo-anular, cuyo centro frénico es tendinoso y, por lo tanto, firme e inextensible y está situado en lo alto de la bóveda que forma el conjunto del músculo, se acorta la distancia hacia el tendón periférico fijado en los huesos del perímetro torácico. Por ello se aplanan las cúpulas superiores, y el diafragma desciende unos 10 centímetros desde el tercio inferior del tórax hacia el abdomen. Actúa, pues, como un émbolo o pistón.
El objeto del émbolo vivo
El diafragma, al cumplir en su descenso una función semejante al del émbolo de una bomba aspirante-impelente, agranda la capacidad del tórax y arrastra hacia abajo las pleuras y los pulmones, obligando a que el aire exterior entre por la nariz o por la boca y, pasando por la tráquea y bronquios, llegue a los pulmones para ocupar el vacío que se ha originado. Como su superficie es aproximadamente de 250 cm² y, por su contracción, desciende 1,5 cm, a causa del trabajo del diafragma pueden penetrar en el organismo unos 400 cm³ de aire. Es, por lo tanto, el músculo principal de la inspiración y espiración.
Un trabajo que no se advierte
¿Por qué no nos damos cuenta de este trabajo tan importante del diafragma? Sencillamente, porque es un movimiento, con un ritmo entre 10 y 16 contracciones por minuto, es armónico, espaciado y automático, y es provocado por los dos nervios simétricos que hemos mencionado; éstos son ramas del sistema nervioso autónomo, es decir involuntario. Pero no siempre es así, y cuando alguna causa altera su funcionamiento se produce el hipo.
Las causas del hipo
Por su amplia extensión, el diafragma está en contacto con muchos órganos. En el tórax, con los pulmones, las pleuras, el pericardio, el corazón, etcétera; en la cavidad abdominal, con el hígado, el bazo, el estómago, los riñones, parte del intestino, la aorta abdominal, etc. La inflamación de cualquiera de ellos provoca la irritación del diafragma, la cual se traduce en una brusca contracción. Sin embargo, el mecanismo de su funcionamiento no se modifica y, por lo tanto, se precipita una rápida corriente de aire hacia los pulmones provocando el ruido característico: ¡hic!, ¡hic! o ¡hip!, ¡hip! Las vísceras abdominales son desplazadas hacia abajo, provocando un típico movimiento del abdomen.
La irritación puede ser provocada por enfermedades leves como la dispepsia o graves como pleuresía, peritonitis, cirrosis hepática, etc. En los bebés es muy frecuente, pero no tiene ninguna importancia. Sólo se trata de una brusca dilatación del estómago que se produce cuando mama rápidamente, lo que irrita al diafragma y lo levanta con brusquedad. El hipo común sobreviene sin causa importante y desaparece solo; en cambio, el hipo tenaz, causado por graves afecciones, es terriblemente agotador y debe ser tratado por el médico.
En los bebés el hipo es frecuente, pero no reviste ninguna gravedad. Se produce cuando maman abundante y rápidamente; esto provoca una dilatación del estómago, lo cual irrita al diafragma y provoca sus violentas contracciones. Fuente de la imagen |
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