jueves, 1 de febrero de 2018

Las luciérnagas: farolitos de noche

Las luciérnagas o cocuyos han recibido un regalo extraordinario de la naturaleza: la facultad de poder fabricar su propia luz; una luz tan partículas, que no da calor. El hombre, creador de tantas cosas, aún logró algo parecido; sólo le resta admirar en la noche el brillo intermitente de estas maravillosas criaturas.





Un insecto aparentemente común 

Las luciérnagas, llamadas también bichitos de luz, son invertebrados de la clase de los insectos y del orden de los coleópteros. Tienen el cuerpo achatado, de color grisáceo, castaño o negro. Las alas anteriores son córneas. Cuando el insecto está en reposo, se juntan y forman como una caparazón; en cambio, al volar se abren para permitir el paso de las alas posteriores, que son las verdaderas. Es decir, lo común a muchos insectos.



Farolitos en la noche 

Al atardecer, en los países cálidos, cuando el Sol se oculta y la temperatura del aire alcanza cierto grado, las luciérnagas encienden su luz. La tenue claridad proviene de órganos luminosos que se encuentran en los anillos posteriores del abdomen. Los destellos se producen con intervalos de 5,8 segundos en el macho, y la hembra responde con destellos más débiles a los 2,1 segundos de haberlos recibido.

La imagen de arriba corresponde a una luciérnaga hembra y
la imagen de abajo a una luciérnaga macho. 



¿De dónde viene su luz?

Al estudiar los tejidos que forman los órganos luminosos de las luciérnagas, se han distinguido dos capas: una granulosa, cerca de la superficie, y otra debajo, formada por células cristalinas que hacen las veces de espejos reflectores. En el tejido granuloso se encuentra el elemento luminoso, y en el mismo corre una abundante red de nervios y conductores de oxígeno. En estos órganos se encuentran dos sustancias: la luciferina, que es combustible en presencia del oxígeno, pero que para combinarse con este elemento necesita de una enzima llamada luciferasa. La luciferina y la luciferasa son, pues, las sustancias que producen la luz de los insectos.



Su titilar luminoso es un idioma amoroso

Los hombres de ciencia consideran que las luciérnagas emiten su luz para atraer a la pareja mediante un sistema de "llamadas" y "respuestas". Pero no siempre ocurre esto, porque hay luciérnagas adultas que carecen de esos órganos luminosos que, sin embargo, tuvieron cuando eran larvas.
La naturaleza guarda aún muchos misterios que el hombre deberá descubrir.