lunes, 20 de marzo de 2017

De la vida misma

El reconocimiento de un hijo

Luis Pasteur fue un destacado sabio e investigador, a quien se le deben importantísimos trabajos que abrieron nuevos caminos a la medicina y ciencia en general. Descubrió la acción de las bacterias, tanto las nocivas como las que producen la fermentación del vino, la cerveza, etc., creó el sistema de pasteurización para conservar alimentos y la vacuna antirrábica. Su obra fue, finalmente, reconocida en Francia, y el municipio de Dole, donde Pasteur había nacido en 1822, quiso honrarlo colocando una placa conmemorativa en su casa natal. Pasteur se negó varias veces, pero debió ceder al fin. El día en que se descubrió la placa, el sabio -lejos de hablar de sí mismo- expresó: "¡Padre mío! ¡Madre mía! A vosotros que modestamente vivíais aquí os debo todo. Tu entusiasmo, tu fe, amada madre mía, los inculcaste en mí. Si yo asocié siempre el amor a la ciencia con el amor a la patria, es por que mi alma estaba impregnada de los sentimientos que tú me habías inspirado. Y tú, padre inolvidable, cuya vida fue tan ruda como tu rudo oficio, tú también me enseñaste lo que con paciencia y trabajo puede conseguirse en la vida. No sólo vi en ti cualidades perseverantes que hacen una existencia útil a la humanidad, sino también la admiración hacia los grandes hombres y las grandes cosas de la vida".

Luis Pasteur (1822-1895)




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