jueves, 23 de marzo de 2017

Las más bellas esculturas de todos los tiempos

Dioses y Atletas

Los orígenes de la escultura griega se pierden en leyendas, ya que se consideró como un arte cuyo conocimiento fue impartido a los hombres por los dioses; tanto era así que se afirmaba que las primeras estatuas fueron arrojadas desde el cielo. La invención del modelado en cera, de lo cual surgió la escultura en bronce, se debió, según la leyenda, a un alfarero llamado Butades y ya se mencionaba en los poemas homéricos. Las primitivas esculturas de pierda y madera fueron reemplazadas por la estatua de mármol, oro y marfil, que alcanzaron su mejor expresión en el siglo V antes de Cristo con las obras de Fidias, Mirón y Policleto, y más tarde Praxiteles, Scopas y Lisipo. Tanto en las representaciones de las divinidades como en las de los jóvenes atletas, las estatuas alcanzan gran perfección, belleza y un prodigioso equilibrio entre lo material y lo espiritual, lo cual ha merecido el justo calificativo de arte clásico.





Discóbolo de Mirón

Mirón nació en Eléuteras, cerca de Ática, hacia el año 495 a. de C., y entre sus obras se destaca el discóbolo o lanzador de discos, atleta muy apreciado de Grecia. El tirador tomaba el disco, cuyo tamaño y peso variaba según las circunstancias, con los dedos de la mano derecha, sosteniéndolo por el borde y dejando descansar el disco entero sobre la palma de la mano y el antebrazo. Entonces, levantaba el brazo hacia atrás hasta el hombro y arrojaba el disco hacia adelante del arco; ganaba el premio el tiro más largo. De esta estatua los antiguos decían que Mirón "cuido del cuerpo, pero fue negligente con el alma", aunque no ocultaban la admiración que producía la obra. Toda la figura muestra al atleta en tensión, el cuerpo inclinado hacia adelante para producir después, por su balanceo, el impulso y lanzar el disco lo más lejos posible. La estatua primitiva era de bronce, pero no ha llegado hasta nosotros; sólo conocemos copias de la época romana. La imagen de la derecha, mutilada, se encuentra en el Museo de las Termas, Roma.





Apolo de Belvedere

Esta célebre estatua, que mide 2,24 metros de alto, es una copia romana de la estatua original de bronce que se atribuye al escultor Leocares, quien vivió en el siglo IV antes de Cristo. Se conserva en el Museo del Vaticano, 





Estatua de Zeus

Zeus era el más grande de los dioses, según la mitología griega. Hijo de Cronos, derribó a su padre y entonces el mundo se dividió en tres partes: Zeus obtuvo el dominio del cielo. Poseidón el del mar y Hades el de las profundidades terrestres. Sin embargo, Zeus conservó mayor jerarquía y todas las divinidades acataban sus mandatos. Como supremo señor del cielo, fue adorado con el nombre de Zeus Olímpico en muchos lugares de Grecia, especialmente en Olimpia, donde se hacían los juegos en su honor. Esta estatua, llamada Zeus del Artemisio, porque fue encontrada en el mar frente al cabo Artemisio, es de bronce y mide 2,09 m de altura. El dios blande el rayo con la mano derecha y su cuerpo tenso es semejante al de los atletas. El rostro altivo muestra gran espiritualidad, y los rasgos están suavizados por el cabello y barba ondulados. El autor de la obra, que fue realizada hacia el año 460 a. de C., y se conserva en el Museo Nacional de Atenas, se desconoce.





Auriga de Delfos

El auriga o cochero es la única de las cuatro estatuas de bronce dedicadas entre los años 480 y 475 a. de C, por un príncipe de la ciudad de Siracusa para conmemorar una victoria obtenida durante los juegos píticos, en honor de Apolo en la ciudad de Delfos. A la derecha detalle de la cabeza.





Cabeza de efebo

Los atenienses llamaban efebos a los jóvenes de más de 16 años y gustaban representarlos. Esta estatua de bronce fue realizada en el siglo IV antes de Cristo, pero se encontró en el año 1900 entre el cargamento de un navío que había naufragado. La cabeza impresiona por su mirada brillante.





No hay comentarios:

Publicar un comentario