¿Quién es el más feliz de los hombres?
Cuando Solón, el famoso sabio, autor del código de leyes por el que se regían los atenienses, visitó a Sardes, la ciudad donde asentó su corte el poderoso Creso, célebre por sus riquezas, éste le preguntó si, habiendo tratado a tantos hombres, como se decía, había visto a alguno completamente feliz. El soberano le hacía esta pregunta porque se creía el más afortunado de los mortales. Pero el sabio le contestó sin titubear:
-Sí, he visto a uno: Tello, el ateniense.
-¿Y por qué lo juzgas el más dichoso de los hombres? -insistió, molesto, el monarca.
-Porque vio crecer a sus hijos, todos hombres de bien, y a sus nietos, y habiendo sido invadida su patria, dio la vida por ella.
-¿Y después de Tello?- Volvió Creso.
Solón dio otro ejemplo, que no era el rey.
-¿Aprecias en tan poco mis riquezas para que ni siquiera me des el segundo lugar entre los felices? -estalló Creso.
-La vida del hombre, oh Creso, es una serie de calamidades -le respondió Solón-. Hoy eres un monarca poderoso y rico, pero no me atrevo a decirte si lo serás mañana. No por poseer dinero un hombre es más feliz que otro. ¿Cuántos desdichados vemos entre los opulentos y cuántos dichosos entre los que a penas tienen para subsistir?
De todos modos, hasta que llegue nuestro último día no sabremos quién es el más feliz de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario