viernes, 10 de marzo de 2017

Las más bellas esculturas de todos los tiempos

Estatuas egipcias

La escultura egipcia se presenta con caracteres bien definidos. Algunas figuras de divinidades, de faraones, de reinas o de personajes importantes son de extraordinaria delicadeza y manifiesta la simpatía con la que el artista representaba todo lo visto. Pero también sus esculturas fueron de carácter monumental y tan sólidas, que a veces parecen perder el tono vital. Los escultores prefirieron la piedra, por ser material más resistente, a pesar de que tenían que traerla del desierto. Trabajaron bloques de diorita, basalto, granito negro, mármoles verdes y amarillos, y no desdeñaron el sobrehumano trabajo de esculpir en la roca misma de la montaña, como ocurrió en el templo de Abú Simbel.






El Gran Templo de Abú Simbel

En la entrada del templo de Abú Simbel se encuentran cuatro colosales estatuas del faraón Ramsés II sentado en el trono de 20 metros de altura para honrar a Horus, Amón y Ptah. La estatua más pequeña que está de pie junto a la de la derecha es la de la reina Nefertari, esposa y hermana del soberano. Las demás esculturas representan a otras divinidades egipcias. Ramsés II fue un monarca ambicioso y enérgico de la dinastía XIII, que reinó trece siglos antes de Cristo y obtuvo grandes triunfos en Asia y África. Para agradecer a las divinidades estas victorias hizo construir este templo rupestre, enclavado en la misma montaña, que mide 33 m. de alto , 38 m. de ancho y 62 m. de profundidad. Este templo, así como otros monumentos egipcios, estaba amenazado, pues al construirse la represa de Asuán quedaría sumergido en el lago artificial formado por ella. La UNESCO, organismo dependiente de las Naciones Unidas, promovió una intensa campaña para salvar tan grande tesoro artístico, y con la ayuda financiera de diversas potencias se cavó la roca elevando la colosal estructura de piedra.




Dios Ptah

Estatua de bronce del dios Ptah, que se conserva en el Museo de Londres. Ptah, dios de Memfis, la antigua capital de Egipto, era considerado el creador del mundo y soberano de los dioses. Los escultores lo veneraban como su patrono.




Diosa Neith

Estatua de la diosa Neith, adorada especialmente a fines del imperio en la región del delta egipcio. Su culto se sizo más popular cuando el faraón Nectanebo II se proclamó su hijo.






Onuris

En el Museo Británico se conserva esta estatuilla de Anhur (también se puede ver escrito como Onuris, An-Her, Anhuret, Han-Her o Inhert), de Abidos, protector de los guerreros.






La diosa Isis y su hijo Horus

Este grupo de bronce de la dinastía XIX representa a la diosa Isis, esposa de Osiris, y su hijo Horus. En el tocado de Isis se destacan los cuernos, símbolo de poder, y el disco solar.





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