domingo, 5 de marzo de 2017

Las más bellas esculturas de todos los tiempos

Estatuas de Venus

Una de las características de la religión griega era el antropomorfismo, o sea la representación de sus divinidades con figura humana. Pero tales representaciones constituían, a su vez, el ideal de la belleza. Esto se advierte claramente en las estatuas de Afrodita -llamada Venus por los romanos- que compartimos aquí.



¿Quién era afrodita?

Afrodita era la diosa del amor. potencia primordial del Universo, y de la belleza. Para los griegos primitivos fue la hija de Zeus y de Dione, pero desde épocas remotas se decía que había nacido de la espuma del mar. Representaba el poder de la naturaleza viviendo y actuando en el aire, en la tierra y en el agua; sus atributos eran, pues, mucho más importantes que la de simple divinidad del amor. Así, era la diosa de los vientos y de los fenómenos celestes, de las tormentas y del rayo. También fue venerada por marinos y pescadores como diosa del buen tiempo y del mar apacible, mientras Poseidón o Neptuno lo eran de las tempestades. 
Afrodita era, también, diosa de los jardines y de los bosques, de la primavera y sus dones, y como divinidad del amor tenía gran influencia no sólo en los seres humanos sino también en los dioses. Ella unía a las generaciones con los lazos del amor, y por eso en algunos lugares era venerada como diosa del matrimonio y de la vida en familia. Sus múltiples atributos la convirtieron en tema preferido de los artistas. Entre las obras más famosas se destacan la Afrodita o Venus de Arlés, de Cnido y de Milo, lugares donde fueron halladas.




Afrodita de Cnido

La Afrodita de Cnido era considerada como la obra maestra de Praxiteles, uno de los más grandes escultores griegos, quien hacia el año 350 a. de C. la ejecutó en mármol para los habitantes de la ciudad de Cnido. Los antiguos la admiraron de tal manera,que hicieron numerosas copias de ella (como esta, de 2,05 m. de alto, que se conserva en el Museo del Vaticano, de Roma, y en la que se advierte, junto con la seducción femenina, la majestad de una diosa).

La obra original desapareció durante un incendio ocurrido
durante la rebelión de Niká, en Constantinopla, ciudad a la
que la había hecho transportar el emperador Teodosio.




Venus de Calimaco

La Venus de los jardines es una representación de la diosa con un delicado peplo. Se atribuye a Calimaco, escultor griego del siglo V antes de Cristo, pero la que publicamos es una copia romana, que se conserva en el Museo del Louvre.







Afrodita de Arlés

La Afrodita de Arlés es una copia romana, realizada en el siglo I antes de Cristo, de una estatua de mármol griega del siglo IV a. de C. Mide 1.94 m de altura y fue hallada en el año 1651 en el anfiteatro de Arlés, Francia. Se conserva en el Museo del Louvre, París.






Venus de Milo

Privilegio de Venus es la juventud perenne, y así se la representa. Pero la belleza no se limitaba al rostro, sino a la armonía de todo el cuerpo. La Venus de Milo está realizada en mármol de Paros y mide 2.03 metros de altura. Se ignora quién la modeló, pero se cree que fue discípulo del famoso escultor Scopas y que la realizó entre los siglos II o I antes de Cristo. Cuando fue descubierta en 1820, ya estaba mutilada.


Detalle de la Venus de Milo
Nobleza de actitud, rostro sereno e impasible, digno de la belleza
de una diosa, caracterizan esta estatua. La posición o el ademán que
podían adoptar los brazos desaparecidos han sido objeto de múltiples
controversias, pero la mayoría se inclina a creer que la diosa sostenía
con una mano su vestidura y con la otra una manzana, símbolo de la isla de Milo.



El caso del labriego y la diosa

La Venus de Milo es una de las estatuas más famosas del mundo. Su hallazgo fue casual, y ocurrió de la siguiente manera. A fines de febrero de 1820, un labriego llamado Yorgos desarraigaba un árbol en un campo situado dentro del recinto fortificado de la antigua ciudad en la isla de Melos, hoy Milo. De pronto, el árbol desapareció en el hueco del suelo, dejando ver un lugar donde se hallaron tres estatuas, una de ellas el busto de Afrodita, y otros fragmentos. Yorgos llevó las esculturas a su choza y luego se puso en comunicación con M. Brest, agente consular de Francia en la isla. Éste se comunicó con M. De Riviere, embajador francés en Constantinopla. La correspondencia se demoró, y entretanto llegó a Milo, en abril de ese año, la fragata "La Chevrette", en la que viajaba el alférez Dumont d'Urville, quien quiso comprar la estatua, pero no pudo hacerlo porque el capitán le prohibió transportarla en el barco. Dumont d'Urville trazó un dibujo de la Venus y lo entregó en Constantinopla al vizconde Marcellus. Éste, a su vez, se comunicó con el embajador y recibió la comisión de adquirir la estatua. Pero al llegar a Milo, el 23 de mayo de 1820, se esteró que la misma estaba en un bergantín con pabellón turco. Marcellus, tras mucho discutir, consiguió que Yorgos le vendiera la Venus en 6000 francos. En febrero de 1821 llegó a París, y el 1° de Mayo de ese año el embajador de Riviere la ofreció al rey Luis XVIII. Se le dio como morada el Museo del Louvre, donde puede ser admirada por gentes que acuden de todas partes del mundo.




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