Estatuas de Moisés
La figura del Moisés, libertador del pueblo hebreo cautivo en Egipto y legislador que, según la Biblia, recibió de Dios en el Monte Sinaí las Tablas de la Ley y los 10 Mandamientos, provocó siempre gran admiración y fue tema preferido por artistas y escritores. Las estatuas más famosas de Moisés son las de Miguel Ángel y de Claus Sluter, que aquí publicamos.
El pozo de Moisés
Claus Sluter fue un escultor de origen holandés que nació en Haarlem, en 1340, y murió en Dijón, Francia, en 1405. Entre sus obras principales figura el Pozo de Moisés, base de un calvario erigido en la Cartuja de Champmol, en Dijón, entre los años 1395 y 1404. Este escultor infundió otra vitalidad al arte gótico, abriendo el camino a las nuevas realizaciones renacentistas.
Estatua de Moisés, por Miguel Ángel
En el año 1505, el Papa Julio II llamó a Miguel Ángel a Roma y le encargó la realización de su tumba, que debía ser grandiosa. Esta obra trajo enormes contrariedades al artista, quien debió luchar no sólo con el pontífice, sino también con sus herederos. El primer proyecto era un gigantesco monumento rectangular compuesto de tres pisos con 40 estatuas. Miguel Ángel en persona marchó a Carrara para dirigir el corte de los bloques de mármol, y allí permaneció ocho meses. Pero al volver a Roma no llegó a un entendimiento con el pontífice, y en 1506 huyó a Florencia. Tiempo después se reconcilió con Julio II, pero los trabajos no se concretaron. En cambio, el Papa le encomendó la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina. En 1513, a la muerte de Julio II, sus herederos retomaron la idea de hacer construir la tumba, y Miguel Ángel trazó nuevos proyectos (seis en total). La titánica figura de Moisés fue esculpida, para el segundo proyecto, entre 1515 y 1516. En realidad, la estatua fue colocada en 1545 en el centro de la tumba, entre las estatuas de Raquel y Lía, en la iglesia de San Pietro in Vincoli, Roma.
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