Puente Rosario - Victoria |
Los indios guaraníes y chanás lo recorrían libremente en sus canoas, hechas de troncos ahuecados. Lo llamaban "Paraná o mar", según lo recuerda Martín del Barco Centenera en 1602, en su poema "Argentina y la conquista del Río de la Plata". En 1516 lo divisaron los hombres de Juan Díaz de Solís, y en 1527 lo exploraron los de Sebastián Gaboto, uno de cuyos acompañantes lo describió como río de "muchas islas; tantas, que no se pueden contar".
Alejo García lo había cruzado ya, en un punto no determinado, cuando se dirigió desde Santa Catalina hasta el Perú, en busca del País del Rey Blanco, atravesando el continente entre los años 1521 y 1526.
Origen y formación
El Paraná nace a los 15° 30` de latitud sur, aproximadamente hacia el noreste de la capital del Brasil.
Brasilia -la flamante capital- está asentada junto al gran lago artificial formado por las aguas tributarias del río Paranoá, afluente del São Bartolomeu, que baja desde la meseta planaltina y finalmente desagua en el Paranaíba.
El Paranaíba recorre 1200 kilómetros y se vuelca luego en el Grande, a 20° de latitud sur. Es precisamente de la unión del Paranaíba y el Grande de la que nace el Paraná, es decir, el río que, bajando en dirección sudoeste, desemboca en el Plata, después de un recorrido de 3780 kilómetros.
Aspecto del río
En su curso superior, el río corre revuelto, abriéndose paso entre altas barrancas y cayendo en saltos y cascadas. Más adelante, cuando entra al cauce que lo contendrá, junta todas sus fuerzas y se lanza formando nuevos saltos y cataratas. Después sirve de frontera entre Brasil y Paraguay, hasta la confluencia del Iguazú, punto en que se inicia el Paraná argentino-paraguayo o Alto Paraná. A partir de allí desde Tres Bocas -donde se le suma Paraguay-, está en suelo argentino.
El poeta Manuel José de Lavardén, que nació y vivió en Buenos Aires entre los años 1754 y 1809, reconoció ya su largo recorrido en la "Oda" que le dedicó y que lo ha hecho famoso. En esa composición laudatoria le dice, confundiendo caimanes con cocodrilos:
"Augusto Paraná, sagrado río,
primogénito ilustre del Océano,
que el carro de nácar refulgente,
tirado de caimanes recamados de verde, y oro, vas de clima en clima,
de región en región, vertiendo franco,
suave frescor, y pródiga abundancia."
"Augusto Paraná, sagrado río,
primogénito ilustre del Océano,
que el carro de nácar refulgente,
tirado de caimanes recamados de verde, y oro, vas de clima en clima,
de región en región, vertiendo franco,
suave frescor, y pródiga abundancia."
Manuel José de Lavardén |
Algunos afluentes
Son afluentes del Paraná en territorio brasileño, entre otros, el Tieté, que nace en San Pablo, el Paranapanema y el Iguazú, que da nombre a las cataratas descubiertas por Álvar Núñez Cabeza de Vaca en 1542.
El río Paraguay, al unírsele, le trae aguas de los Andes a través del aporte de sus tributarios, el Pilcomayo y el Bermejo, que aluden con sus nombres al color de sus corrientes (con minerales ferruginosos en suspensión), y le dan el tinte leonado. Los sedimentos que arrastran forman, finalmente, las islas y los bancos de arena que los caracterizan, y la fuerza de la corriente da origen a los muchos brazos que se internan selva adentro y terminan en riachos sin salida o vuelven al punto de partida después de describir vueltas.
Anchura y longitud
El Paraná recorre 1208 kilómetros desde Corrientes (en la República Argentina) hasta su boca. En la provincia mencionada alcanza una anchura de 4200 metros y va estrechándose aguas abajo. En Bella Vista llega a 2600, en Santa Fe a 2300 y en Rosario a alrededor de 2000 metros. Las zonas inundables, llamadas lechos de inundación, que son las que puede cubrir el rió al desbordar, se van ampliando hacia abajo, en un proceso inverso al de la anchura de las costas. Así, de 13000 metros a la altura de Corrientes llega a 56000 en Rosario- Victoria.
La amplitud máxima de este coloso se da en su tramo final, es decir, en el Delta, el sector comprendido entre el puerto de Diamante y la desembocadura, con una superficie de 14.100 kilómetros y un ancho de 18 kilómetros frente a Baradero y 61 entre los ríos Gutiérrez y Luján.
Otra característica notable del río son las alturas de sus barrancas. Las de la margen izquierda, entre Corrientes y Victoria, por ejemplo, sobrepasan los 20 metros; las de la derecha, entre Barranqueras y Santa Fe, son bajas, y al sur del Carcarañá, elevadas y de caída abrupta.
Cuenca del Plata Fuente |
Afluentes y régimen
Desde sus dos margenes el río recibe afluentes de importancia para el régimen de sus aguas. Los de la izquierda son muchos, pero no muy extensos, y entre ellos se cuentan el Riachuelo, el Empedrado, el San Lorenzo, el Santa Lucía, el Corrientes, el Guayquiraró, el Feliciano, el Nogoyá y el Gualeguay. Entre los de la derecha se destacan el Negro y una serie de ríos menores, a los que siguen el Salado del Norte, Pasaje o Juramento, el mayor de los tributarios del Paraná, el Carcarañá (a través de Coronda) y otros cursos menores, como el Saladillo, el Arrecifes, el Areco y el Luján.
Porque las lluvias son constantes en una amplia área de esos afluentes, el Paraná recibe un caudal regular de aguas durante todo el año. También es alimentado en forma notable hacia el otoño, con la crecida de los ríos que vienen de la cordillera, los que aumentan su caudal con el deshielo estival.
Los tramos navegables
Si se atiende al calado de las naves, el Paraná, debido a sus características, es navegable desde su desembocadura hasta Santa Fe por barcos de 19 pies; desde este puerto hasta el de Corrientes, por naves de 10, y desde allí hasta Posadas, por embarcaciones menores. Aguas arriba, se navega sólo con las de fondo chato, que pueden acceder a Puerto Méndez, en el Brasil.
Desde las primeras fundaciones de la conquista, asentadas en sus costas, hasta las actuales ciudades, mucho a crecido la importancia de sus puertos. La propia ciudad de Buenos Aires, que se levanta sobre la rivera del Plata, es una urbe del Paraná, ya que aquel gran río es una prolongación natural de éste, y la ciudad ha invadido la zona del Delta. Otras ciudades importantes son Santa Fe, Paraná, Resistencia y Corrientes, para referirnos sólo al Paraná argentino. Han prosperado por la vía de comunicaciones que les ofrece el río en cuanto a navegabilidad y por las demás riquezas que les brinda, especialmente en pesca.
Club de Regatas en el delta del Paraná |
Túnel Subfluvial Hernandarias que une las ciudades argentinas de Santa Fe y Paraná por debajo del río. |
Un potencial de energía
Pero para esas ciudades modernas, en las puertas de la industria, el mayor aprovechamiento del río será el de su energía hidráulica, ya que posee saltos y cascadas inapreciables con este fin. Brasil ya lo ha hecho y continúa en la empresa. También Paraguay, que vende energía eléctrica de su usina del río Acaray a la provincia de Misiones. Entre el último país y la Argentina hay concertados importantes acuerdos y obras en vías de realización, como las del Yacyretá- Apipé*.
Represa Yacyretá* fue construida y abastece el 22% de la demanda de electricidad argentina y genera el 60% de la energía hidroeléctrica del país. |
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