martes, 21 de marzo de 2017

Los castillos: Mudos testigos de la época feudal

Los castillos eran recintos fortificados que se construyeron principalmente en la Edad Media. En ellos vivían los señores feudales con su familia, pero en épocas de guerra acudían a refugiarse también los vasallos y campesinos de los alrededores. Testigos de cruentas luchas entre cristianos, bárbaros y musulmanes, los castillos medievales dejaron de ser sólidas fortalezas al aparecer las armas de fuego, cuyos proyectiles podían derrumbar los muros, y desde el siglo XVI se transformaron en residencias más lujosas y confortables.


Castillo de Fenis, en el valle de Aosta, Italia. El castillo fue construido a mediados
del siglo XIII, pero fue modificado y terminado hacia el año 1350.




El origen del castillo

La palabra castillo viene del latín castellum, que significa pequeño recinto fortificado. Los antiguos propietarios romanos solían fortificar sus viviendas de campo, y los soldados romanos también construían, en los territorios que conquistaban, pequeños fuertes que estaban rodeados por una empalizada de madera y un foso lleno de agua. Con la tierra extraída del foso se formaba un montículo artificial que facilitaba la defensa, y allí se levantaba las habitaciones y una torre para vigilar los alrededores y advertir la llegada de los enemigos.
Los bárbaros aprendieron de los romanos a construir este tipo de fortalezas, y hacia el siglo X la piedra reemplazó a la madera, dando mayor solidez a los monumentales edificios.

El primitivo castillo constaba de un torreón de madera rodeado por una empalizada
hecha también de madera, y un foso con agua.



El castillo de Coca, en la provincia de Segovia, es un típico ejemplo de fortaleza
española, por su solidez y austeridad.

El castillo de Fuensaldaña, en Castilla la Vieja, ha dado el nombre a esa región.



El castillo, un conjunto de fortificaciones 

Si se analizan las partes de un castillo se ve que, en suma, son un conjunto de fortificaciones. Por lo general, se edificaban en lugares altos, sobre colinas, promontorios rocosos, etc., para dominar así los alrededores. Al llegar desde la campiña se encontraba la primera fortificación, llamada barbacana, rodeada de una fila de estacas de madera sólidamente unidas. Luego estaba el foso, profundo y lleno de agua, que rodeaba las gruesas y altas murallas de piedra. En lo alto de la muralla estaba el camino de ronda por el que podían circular los soldados o la población sitiada, que desde allí arrojaba proyectiles resguardándose tras las almenas. También delante de las almenas había galerías con hendiduras, desde donde se podía arrojar piedras y agua o aceite hirviendo sobre los enemigos.
Para entrar en el castillo se atravesaba el foso por un puente levadizo, que estaba sostenido por cadenas y que se alzaba cuando quería interrumpirse la comunicación, cerrando así la entrada. Al pasar el puente se llegaba a la puerta, defendida por un rastrillo de hierro; bastaba dejar caer éste para impedir el paso. La entrada estaba flanqueada por dos torres con vigías y soldados. También había torres en los flancos provistas de víveres y armas como para resistir si caían otras partes del castillo.
Tras franquear la entrada se llegaba al primer patio, rodeado de construcciones como graneros, bodega, capilla, cocina, caballerizas, corrales, etc. En los grandes castillos, este patio se convertía en un pequeño pueblo cuando se refugiaban los campesinos con sus enseres y animales en caso de guerra.
Luego se pasaba al edificio principal o torreón, que, a veces, estaba circundado por un foso. En el torreón o torre de homenaje vivían el señor y su familia. Allí tenían sus habitaciones y una amplia sala donde se celebraban festines y reuniones. En los subterráneos se hallaban las prisiones, oscuras y húmedas, y en la parte más alta del torreón estaba el atalaya, desde donde se vigilaban los alrededores. El interior era rústico y el mobiliario muy simple.

Gráfico donde se han señalado las partes de un típico castillo medieval.

El  castillo evoluciono  desde sus comienzos rudimentarios hasta llegar a ser
refinadas y elegantes construcciones, habitadas por la nobleza.

Detalle de una fortificación de los galos en la que las piedras
han sido reforzadas con troncos y argamasa.





Castillos famosos

En la meseta española se construyeron en la Edad Media, especialmente durante la reconquista del territorio ocupado por los musulmanes, numerosos recintos fortificados que terminaron por denominar a toda la región y luego al reino con el nombre de Castilla. Entre ellos se destaca el Castillo de La Mota, en Valladolid, refugio de la reina Isabel la Católica. No menos famosos son el de Segovia, el de Frías, en Burgos, el de Arévalo, en Ávila, etc. El valle del río Loire, en Francia, es la región donde se conserva gran cantidad de castillos, y allí puede seguirse la evolución de los mismos. Los más antiguos son los de Chinon Angers; los más modernos, los de Chambord, Villandry, Azay-le-Rideau y Chenonceau. En Gran Bretaña es famoso el castillo de Windsor, residencia de la familia real; en Dinamarca, el de Kronborg, en Elsinore, inmortalizado por Shakespeare en su tragedia Hamlet. Y así podríamos citar otros castillos que aún se conservan como mudos testimonios de la época feudal, a la que dieron su marco característico. La invención de las armas de fuego mató a los castillos-fortaleza, pero dio origen a los castillos-palacio.

El castillo de Neuschwanstein, en Baviera, se construyó sobre esquemas medievales, pero con las comodidades del siglo XIX.


El Alcázar de Segovia, con sus techos cónicos, parece un castillo de los cuentos de
hadas. Fue construido en el siglo XI por el rey Alfonso VI.

Tapiz que muestra el castillo de Angers.
Fuente de la imagen

El castillo del Monte, en Italia, edificado sobre una colina, se caracteriza por
su planta octogonal. Fue mandado a construir por Federico II, de Suabia, en 1240.

Castillo de Windsor, en Gran Bretaña, residenciade la familia real. 

El castillo de Azay-le-Rideau, en el valle del río Loire, es uno de los más
célebres de esta famosa región de castillos de Francia.

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