domingo, 12 de febrero de 2017

La ópera

Máxima expresión de música y palabras

La conjunción de música y palabras, que ya se esbozara en las antiguas formas de la representación teatral (el drama), alcanzó su punto culminante con la aparición de la ópera. Hermosas melodías y argumentos de carácter popular son los pilares que han hecho de la ópera uno de los géneros musicales de mayor éxito, a tal punto que, a más de 300 años de su aparición, sigue gozando del favor de todos los públicos del mundo.

María Callas en "Norma" 1954
Fuente



En lo que podemos llamar prehistoria de la ópera, aparecen todas las formas antiguas del espectáculo teatral con música, siendo su primer ejemplo el "Le Jeu (juego) de Robin et Marion" de Adam de la Halle (1285). Así, tragedias, comedias, farsas, fábulas pastorales, etc. incluían fragmentos musicales. Pero se trataba, en realidad, sólo de esporádicas inserciones.
El desarrollo de la ópera en sí aparece como una de las múltiples facetas del Renacimiento. Un conjunto de intelectuales de la Florencia de los Médicis, denominado Grupo de la Camerata, se reunían en casa del Conde Bardi para discutir y evocar temas de la cultura antigua. Dedicaban especial atención al drama de la Grecia clásica, tratando de hacer revivir esa antigua forma.
Vincenzo Galilei, padre del famoso Galileo Galilei, también formaba parte de ese grupo, para el cual había rescatado varios himnos antiguos griegos y también compuesto algunas obras musicales. Tras largas y apasionadas deliberaciones, los integrantes de la Camerata decidieron componer un drama al estilo característico de los antiguos griegos. Este primer intento, obra de Peri y Caccini, fue "Dafne" y se presentó por primera vez en 1597, en forma casi privada.

Teatro La Scala de Milán, Italia, una de las salas más afamadas del mundo entero.



La primera ópera

En el año 1600, y con motivo de celebrarse la boda de María de Médicis con el rey de Francia Enrique IV, se representó en el Palacio Pitti la hoy considerada primera ópera "Eurídice", de Rinuccini y Peri, con un éxito que muy pronto llegó más allá de los estrechos límites de la ciudad. 
La ópera, espectáculo raro, costoso, aristocrático, daba así sus primeros pasos. Y fue un gran músico, Monteverdi, quien, interpretando el sentimiento de la Camerata, unió su talento, dándole a la ópera una mayor fluidez, manejando la orquesta con mayor solvencia y dejando entrever el origen de las futuras arias, esas maravillosas melodías que por la calidad y sentimiento han perdurado a través de los años. Monteverdi introdujo la obertura musical así como partes solas dedicadas a la orquesta, dándole importancia a la música, que, antes de él, estaba totalmente subordinada al texto.

Claudio Monteverdi




Nace el espectáculo a nivel popular

Hasta 1637, las óperas eran representadas para esparcimiento de la nobleza y pequeños grupos de intelectuales. Pero en ese año un singular acontecimiento hace que la ópera llegue al pueblo: Cavalli abre en Venecia el primer teatro público de ópera. Fue tal el éxito de esta idea, que al año ya funcionaban en Venecia 16 teatros. Pero esta circunstancia hizo que la ópera se adaptara al nuevo público, quien, por desconocer las antiguas raíces con el teatro griego y los idealismos de clasicismo que impulsaron a los primeros intelectuales de la Camerata, pedía un espectáculo con mayor despliegue escénico y más riqueza de coreografía y vestuario.
La tendencia de la ópera veneciana del siglo XVII (y también la de las otras ciudades donde la ópera ya reinaba: Florencia, Roma, Mantua, Bolonia, Turín, etc.) fue satisfacer las exigencias del público, las cuales no siempre estaban a la altura de aquellos que soñaron la ópera con una fuerte raíz de la mitología griega. Y así se suscitaron grandes polémicas e inclusive el público dividió sus gustos, formándose así una de las muchas discusiones denominada: La querella de los Bufones.

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Una gran batalla musical 

La llamada ópera seria, o sea, aquella cuyos temas estaban inspirados en la mitología o en la historia, pronto se vio sacudida por la aparición de la ópera bufa o cómica. Ésta, de menor vuelo literario, nació para satisfacer la demanda de distracción del público, muchas veces agobiado por pesados relatos mitológicos; se incluyeron entreactos de corte humorísticos, que muy pronto y debido a su gran éxito se convirtieron de por sí en ópera.
Las características fundamentales de la ópera bufa fueron el recitativo rápido o hablado (parlado) y los grandes finales de conjunto que tanto utilizaron Rossini, Donizetti, Bellini, Verdi y otros. La primera ópera bufa importante fue escrita por Pergolesi, "La serva padrona", y estrenada en Nápoles en 1773. Y este género conmueve al mismísimo París, cuando, en el año 1750. Jean-Jacques Rousseau escribe "Le devin du village", y se produce la gran escisión en el público los partidarios de la ópera italiana, napolitana, con su carga de humor y libertad, y los partidarios de la ópera seria o también llamada, en estos casos, ópera francesa. Dos compositores de la época toman, por así decirlo, el liderazgo en cada una de las fracciones: Gluck, por la ópera sería, y Piccinni, por la ópera bufa. Fue un verdadero combate musical, del cual salió triunfador, al menos en ese terreno y ese momento, Gluck, quien con intensidad dramática y pureza estilística derrotó a la ópera bufa. 



El maravilloso siglo XIX

El siglo XIX, pleno de romanticismo, fue el bien llamado siglo de la ópera. En la primera mitad encontramos a la ópera italiana, que triunfa gracias a Rossini ("El barbero de sevilla", 1816), Bellini ("Norma", 1831) y Donizetti (Lucía de Lammermoor", 1835).
Mientras tanto, Weber defiende en Alemania el romanticismo musical con "Euryanthe", 1823, y "El cazador furtivo", 1821. Berlioz y Meyerbeer no logran en Francia ni el éxito ni la solidez musical de los italianos.
Pero la segunda mitad del siglo XIX nos muestra a dos colosos que polarizan corrientes musicales distintas, pero geniales: Wagner y Verdi. Este desarrolló las tradiciones de la vieja ópera italiana, y aunque concedió a la orquesta un papel mucho más importante  que el asignado por los otros compositores, el llamado bel canto ocupó el lugar de honor en sus composiciones, haciendo que una gran cantidad de melodías alcanzara mucha fama. En cambio, Wagner aportó un nuevo elemento a la ópera, o sea en el principio de obra total ("Gesamtkunstwerk"), en la cual la parte de la orquesta no estaba, como en el caso anterior, supeditada a las bellas arias cantadas por un solista, un dúo o coro.

Richard Wagner (1813-1883)

Giuseppe Verdi (1813-1901)

El magnifico edificio de la Ópera de Viena, Austria.





Las grandes voces

Toda la cálida belleza de las inolvidables melodías y todo el romanticismo expresado en los argumentos de cada ópera fueron interpretados a través de los años por las grandes voces del bel canto. Y así han quedado en el recuerdo apellidos de la talla de Caruso, Gigli, Chiliapin, Schipa y magníficas intérpretes femeninas como la Malibran, Claudia Muzio, María Callas, Lily Pons, "la" Benzazoni.
Hoy, nuevas voces han heredado de ellos la maravillosa misión de continuar emocionando a todos los públicos del mundo con la eterna magia de la ópera.


Representación de "Lohengrin", famosa ópera de Richard Wagner,
quien compuso, además "Tannhäuser", "Tristán e Isolda" y
"Los maestros cantores".
Fuente de la imagen


Una escena de la ópera "Rigoletto", de Verdi, autor de "La Traviata", "El Trovador",
"Aida" y muchas otras de gran popularidad.







Esta canción no es parte de una ópera, pero me encanta y Los Tres Tenores son excelentes ♥♥♥


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