martes, 21 de febrero de 2017

El Amazonas

Cuando nos referimos a una región muy rica, incalculablemente rica, decimos que es "El dorado". Deberíamos decir, simplemente, "Dorado". Aquella primera expresión es la contracción de "El hombre dorado", y esta última, la del lugar abundante en oro, el fabuloso "Dorado", identificado también con una ciudad. Como se ve, se trata de dos mitos distintos.
Fue buscando "Eldorado" cuando los españoles descubrieron el río Amazonas. Habían oído hablar del indio que cubría su cuerpo con polvo de oro y se sumergía luego en las aguas de una fantástica laguna. Esto les hizo suponer la abundancia del material en la región, y al encuentro de "El hombre dorado" se lanzaron.
El tan peregrino culto -de ello se trataba- había existido realmente. Los indios de la aldea de Guatavitá, en lo que fue Nueva Granada, hoy Colombia, lo practicaron. Pero hacía más de treinta años que había desaparecido cuando los conquistadores se lanzaron a la búsqueda.

Gonzalo Jiménez de Quesada fue quien llegó primero a la región y obtuvo de los indios valiosos presentes en oro y piedras preciosas. Desde Perú, el conquistador Francisco Pizarro, celoso del éxito de esa expedición, envió, en 1538, a su hermano Gonzalo. Este debía llegar hasta Quito, pero durante el camino oyó hablar del árbol de la canela, abundante en las selvas orientales, donde, por añadidura, habitaban tribus ricas en oro y hacia ellas se lanzó con doscientos veinte hombres. Sólo pocos regresaron vivos a Perú, después de dos años de inmersas penurias.
Pero uno de los tenientes de Gonzalo Pizarro, Francisco de Orellana, se había adelantado por la parte superior del Amazonas, con cincuenta hombres, en un bote bastante maltrecho. Capitán y teniente no pudieron reunirse más, y este último fue arrastrado por la corriente hasta la misma desembocadura, del rió donde alcanzó, el pleno Atlántico, la isla de Cuabagua, el 11 de septiembre de 1541. A esa desembocadura había llegado en 1500 Vicente Yáñez Pinzón, uno de los descubridores del Nuevo Mundo. Llamó Marañón al río, nombre que no prosperaría porque Orellana, al relatar los combates sostenidos por él y sus compañeros contra tribus en las cuales combatían también mujeres, le impuso el de Amazonas.
Los brasileños llaman Amazonas Mediterráneo a su gran río, y también Río Mar porque, en efecto, tiene tormentas como un auténtico mar con grandes olas.


El descubrimiento del río Amazonas se produjo mientras los conquistadores
españoles buscaban las fabulosas tierras de Eldorado.



La cueca del amazonas

Por sus propios cursos o a través de otros, todos los ríos de Brasil desembocan en el Atlántico. Esto obedece a que nacen en la vertiente oriental de la cordillera de los Andes, lo que hace que se vuelquen hacia ese océano antes que al Pacífico. 
El país posee tres cuencas o reunión de ríos que encuentran su salida hacia el este en forma conjunta. La del Amazonas agrupa las aguas de las regiones septentrionales, centrales y orientales. La denominada cuenca oriental reúne los ríos que desciende directamente al Atlántico. Y la que se origina en la meseta del Brasil y al sur del Mato Grosso, va volcándose progresivamente -a través de gran cantidad de ríos- en el Paraguay (y éste en el Paraná) y en el Uruguay, los que forman el Plata.



Un río gigante

El Amazonas es el segundo rió del mundo en cuanto a longitud. Mide, comprendido el Ucayali, considerado su ramal de origen, 6276* kilómetros, poco menos que el Nilo-Kagera, el primer río del mundo por su extensión, que alcanza 6695** kilómetros.***
En cuanto al caudal de aguas que arrastra es, sin lugar a dudas, el primero: lleva 100000* metros cúbicos de agua por segundo, cantidad que puede duplicarse en épocas de crecientes.
Por su cuenca, este río gigante, incluida también la del Tocantins, mide siete millones de kilómetros cuadrados. Una cifra más dará la importancia de esa cuenca: en ella vuelcan sus aguas los ríos de casi el 40% de la superficie de toda América del sur.




*Longitud del río Amazonas: 7062
** Longitud del río Nilo: 6853
***El Nilo fue considerado durante siglos el río más largo del mundo. Sin embargo, mediciones de los años 2007 y 2008 han redefinido el nacimiento del río Amazonas en el sur del Perú, en lugar del norte, designándolo como el río más largo del mundo. Fuente
* Caudal Medio: 225000 m³/s





Límites

Limita al norte, en dirección a la Guayana, con sierras de poca altura que corren paralelas a las fronteras; al noreste, hacia la cuenca del Orinoco, con otras sierras mucho más altas que, en parte, están sobre la frontera venezolana (aquí se confunden las cuencas del Orinoco y del Amazonas, por el descenso del terreno, y existe un rió, el Casiquiare, que une a aquél con uno de los más importantes afluentes del Amazonas, el Negro); en adelante, siguiendo la cordillera de los Andes, la línea divisora está constituida por colinas bajas, y luego, por vertientes bien definidas en la cordillera Oriental Colombiana;  al sur, con las cordilleras del Ecuador y del Perú; luego, con la de Bolivia, a partir de la cual el límite de la cuenca atraviesa el continente.
Si se considera ramal originario al Ucayali, el Amazonas nace en el Perú. Ese río se junta con el Marañón peruano, conservando su nombre. Más adelante toma el de Solimoes, que cambia, a su vez, por el de Amazonas, luego de haber recibido junto a Manaos las aguas del Negro, que nace en Colombia y recorre 2050 kilómetros.

Los peces más peligrosos del Amazonas son las pirañas, cuyos afiladísimos
dientes causan heridas mortales a otros animales y al hombre.



La flora y la fauna del Amazonas son muy ricas y variadas. Entre las especies
más comunes figuran el tucan (1), el guacamayo azul y amarillo (2), la
victoria regia o irupé (3) y la ninfa blanca (4).





Tributarios 

El amazonas es un río de lenta corriente, lo que favorece su navegación. Atraviesa selvas de gran riqueza forestal. Los indígenas distinguen, entre sus afluentes, a los "blancos", que arrastran arena  y a los "negros", que llevan humus y materias orgánicas.
La marea atlántica de su desembocadura se deja sentir hasta 700 kilómetros de distancia, sobre todo en verano. Es la famosa "pororoca", ola de varios metros de longitud.
El lodo que va arrastrando forma, al llegar a su desembocadura, charcas, lagos y lagunas, lo que produce desviaciones de la corriente natural. Contrariamente a lo que se afirma, el rió no desemboca en un estuario. Lo que ocurre es que, poco antes de hacerlo, por su lado derecho, principalmente, se divide en muchos brazos menores y, a parte de ésto, en el interior forma gran cantidad de islas, lo cual hace pensar más en un delta que en un estuario.
En la desembocadura, las profundidades varían entre 20 y 50 metros; más arriba, remontando el curso, hay que descender a veces hasta 130 metros. Esto explica la buena navegabilidad del río hasta la altura de Manaos, en el mismo corazón del Brasil por buques de mediano calado, y aún hasta Iquitos, en pleno Perú.




"Pororoca"

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