lunes, 28 de noviembre de 2016

La cama

Un mueble para el descanso 


Cama de la emperatriz Josefina, esposa de Napoleón, en el palacio de la Malmaison.

Siempre se la llamo cama. Al menos para nosotros, los que hablamos castellano, idioma que la tomó del latín, donde se decía cama. Pero no siempre fue lo que es, y lo vamos a ver ahora.
El diccionario la define como "armazón de madera, bronce o hierro en que generalmente se pone jergón o colchón de muelles, colchones de lana, sábanas, mantas, colchas y almohadas, y que sirve para dormir y descansar en ella las personas".
Sin embargo, en los primeros tiempos se reducía a un montón de hojas secas o a una piel de animal tendida en el fondo de una caverna.
En los países fríos se cavaba una zanja en cuyo fondo se ponía ceniza tibia y a cuyos costados se dejaban hogueras encendidas, y esa era la cama.
Claro que en seguida comenzaron las variantes. Los antiguos germanos utilizaban las hojas y se tapaban con las pieles. Después construyeron una especie de cajón, relleno de hojas, musgo o heno. El "modelo" se usó durante mucho tiempo, y aún se lo sigue usando, aunque parezca raro. ¿Qué otra cosa es el jergón que se pone en el suelo con relleno de ramas, paja, pieles, esterillas o telas gruesas?
A medida que se iba perfeccionando como mueble, su uso se diversificó, y no sólo se la utilizó para dormir, para lo que había sido creada, sino para comer y velar en ella a los muertos.



Camas funerarias 

Porque el culto de los muertos así lo mandaba, los egipcios construyeron camas donde posaban a sus difuntos ya momificados. Estaban  formadas por un bastidor de madera, a cuyos costados se sujetaban cuerdas o correas entrelazadas que servían para sostener la momia. Las cabeceras de los bastidores destinados a personajes estaban esculpidas con figuras de cabezas de león, toro, esfinge o chacal, haciendo juego con sus partes inferiores, es decir, tallando allí las garras, patas o colas del animal, a modo de sostén, porque se las colocaba ligeramente inclinadas en esa dirección, 
Había también camas funerarias parecidas a un diván cubierto por un colchón delgadito. Éstas estaban coronadas por doseles o baldaquines y tenían almohadas de madera, alabastro o marfil, con forma de medialuna. En las columnas que sostenían los doseles se esculpían figuras de dioses (y también en la almohada), como la de Bes, dios de la fealdad.
El difunto momificado era puesto en una cama especial, semejante a un diván.

Cama funeraria egipcia.

¿Cuándo se inventó la cama plegadiza? Nadie podría decirlo con certeza, pero
sin duda es muy antigua, como lo demuestra este modelo egipcio, (ca. 1500 a.C).




Camas para comer

Entre los asirios, las camas tenían una longitud menor que la del cuerpo, según puede verse en un bajorrelieve en que aparece el rey Asaradon. El monarca está reclinado, encogido, con la parte inferior del cuerpo cubierto por una colcha con franjas en los bordes. La cama tiene la cabecera levantada, con cojines para apoyarse. Se ve que sus patas están unidas por travesaños y que han sido labradas artísticamente. Son altas, muy altas. Hay una mesita la alcance de la mano, porque el monarca participa de un festín. 
Herodoto cuenta que después de la batalla de Platea, el persa Mardonio abandonó en el campo lechos para comer incrustados de oro y plata y recubiertos de ricas telas. Como los egipcios, aunque dedicadas a los vivos, los persas tenían camas techadas con baldaquines.
Parece que el hábito de comer en la cama se extendió hasta el siglo VI de nuestra era. Pero todavía falta para llegar a este siglo.
Los hebreos se decidieron por el diván oriental para descansar y las camas de marfil para reclinarse en los banquetes. Del diván oriental viene precisamente la cama turca, que es esa especie de sofá ancho, sin respaldo ni brazos, preferido por ser tan práctico. 



Tres tipos de camas griegas

Los poemas homéricos hablan de las camas para dormir y de las camas funerarias. Pero los griegos utilizaban, de verdad, tres tipos de camas para el descanso. Uno, el lectus, o lecho propiamente dicho, ubicado en el lugar determinado de la casa; otro, el demya, o lecho transportable, de campaña, y finalmente, el chamadas, cama hecha en el suelo con pieles. De los tres, el lectus era el más importante, y se lo fabricaba de madera de arce o haya, torneando sus patas y aun esculpiéndolas, y poniéndole adornos de incrustaciones de plata, oro y marfil.
La cama de Ulises, su lectus, fue construida por él mismo en su palacio de Itaca, según nos lo cuenta la Odisea. El héroe la hizo sobre un tronco de olivo, aún arraigado en tierra y cortando a la altura conveniente. Tenía por fondo correas de cuero de toro, teñidas de púrpura, y estaba adornada con incrustaciones de metales preciosos.
Luego los griegos incorporaron la cama para comer y beber, que tuvo gran aceptación. En ellas, el comensal bien educado debía apoyar el codo del brazo izquierdo sobre un cojín, ¡y cuidado si apoyaba el derecho!
Fueron los griegos los que difundieron el uso del colchón relleno de plumas o lana,

Cama griega de la época de Pericles. Los griegos tenían tres tipos de camas, siendo
el principal el lectus, que estaba adornado con incrustaciones y molduras.


La cama romana

La cama romana, igual que la etrusca, se parecía a la griega. Pero los romanos, muy ricos como dueños del mundo , las mandaron a hacer de oro puro, ébano, otras maderas finas y bronce, cubriéndolas de distintos tipos de colchones, a cada cual más mullido. Se cuenta que la cama de Heliogábalo era de plata maciza.
Fueron tan prolijos en ese aspecto, que tenían camas más bajas para enfermos, camas para dormir la siesta y camas para meditar y escribir, en las que se colocaban boca abajo. ¡Y tenían las camas de los banquetes, el famoso lectus tricliniaris, o lecho donde se reclinaban tres! La ceremonia de comer con invitados mandaba tener una mesa y, alrededor de ella, tres camas para reclinarse, dejando un lado libre para el servicio.

Ilustración de lectus tricliniaris. 



Sólo para dormir

La cama fue perdiendo sus adornos cuando se la utilizó sólo para dormir. Esto ocurrió poco a poco, desde luego. Durante el siglo XI estuvieron de moda las camas-nicho, o camas cavadas en la pared. Después fueron aumentando su tamaño. Eran enormes armatostes, con grandes colchones, durante la Edad Media. Los reyes francos, hacía el siglo XII, tenían oficiales encargados especialmente de tenderles la cama (costumbre que conservarían muchos reyes). El de Carlomagno se llamaba Regilfredo.
Fue por esa época, y durante los siglos XIII y XIV, cuando se generalizó el uso de cortinas para ocultar la cama y volvieron a colocarse baldaquines, en los que el arte gótico dejó sus huellas.Las camas se convirtieron en verdaderas casas de madera tallada y labrada.
El lujo de las camas del siglo XV y XVI fue el dosel, sostenido por columnas, que en el Renacimiento fueron lisas o esculpidas, y después salomónicas. Las cortinas, entonces, eran de brocado, terciopelo o raso. Esta moda se extendió hasta el siglo XVIII, en que apareció la cama imperial o estilo imperio (llamada así porque su techo o templete tenía la forma de un corona imperial).
Cuando la talla fue sustituida por el torneado, apareció la cabecera con barandillas superpuestas, balaústres y remate ornamental. Y ya estamos en la cama de hierro repujado de los españoles. En la cama que se ha despojado de lo superfluo para tener en cuenta principalmente la comodidad, la sencillez y la higiene.


Cama diván del siglo XVIII


Modelo de cama denominado "barco", realizado
en Francia a principios del siglo XIX.


Diversos modelos de camas de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Fuente de img. 1

Dormitorio de Napoleón Bonaparte en la Malmaison,
del más puro estilo Imperio, severo y elegante.

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