viernes, 25 de noviembre de 2016

¿Es lo mismo el hambre que el apetito?

Nuestro organismo está constituido por un 70% de agua y un 30% de sustancias sólidas, tales como proteínas, grasas, azúcares, vitaminas, hormonas, enzimas, etc. Esa cantidad debe mantenerse más o menos constante, y para ello el organismo tiene complejos mecanismos que impulsan a beber si se tiene sed o comer si se tiene hambre. Pero... ¿es lo mismo sentir apetito que tener hambre?


Garfield


Se llama apetito a esa sensación subjetiva relativamente agradable, basada en experiencias anteriores de iguales situaciones, que desde el nacimiento es satisfecha por la ingestión de alimentos que dejan bienestar y que, además, provocan placer por el propio gusto de los mismos. El apetito es una sensación necesaria para mantener la vida.


¿A qué llamamos hambre?

Es una manifestación orgánica desagradable, acompañada muchas veces por dolor en el estómago y de una sensación de debilidad, ansiedad e imperiosa urgencia de comer. El hambre es un mal social que afecta a muchos pueblos del mundo con bajo desarrollo económico y es un flagelo endémico al cual rinden tributo miles de vidas humanas continuamente.


Mecanismos de regulación

La sensación de apetito parecería despertarse ante la circunstancia de que en el organismo disminuyen, por consumo, ciertas sustancias nutritivas o energéticas de la sangre, como los azúcares y las grasas. Así parecen indicarlo la observación de que la hipoglucemia (bajo tenor de azúcar en la sangre), provocada al inyectar insulina, causa sensación de hambre y el hallazgo frecuente de cifras bajas de azúcar en las personas hambrientas. Sin embargo, el hambre es un síntoma cardinal de la diabetes (condición en que, por el contrario, las cifras de azúcar en sangre son elevadas).
Para Cannon y Anton L. Washburn, el hambre es producida por las poderosas contracciones del estómago en el estado de ayuno "contracciones de hambre". Sin embargo, Carlson y Colb comprobaron que aun faltando las contracciones, igualmente el paciente puede sufrir hambre. También en el ayuno prolongado la sensación de hambre, al principio acuciante, se va mitigando progresivamente hasta casi desaparecer, sin que cese la intensidad de las contracciones gástricas.



Walter Bradford Cannon



El apetito: ¿una sensación constante?

Las sustancias que deberían entrar en juego y cuyas variaciones tendrán efecto sobre el apetito son muy diferentes y con mecanismos de regulación, almacenamiento y consumo muy variados y complejos. En realidad, es más verosímil suponer que el "estado de hambre" es permanente y natural en todos los seres vivos (por eso el apetito es estimulante y agradable) y hay, en cambio, situaciones de "freno" o "detención" que inhiben el hambre. Estas situaciones son la masticación, a veces aun de productos inertes como el chicle, pero, fundamentalmente, la distensión y repleción del estómago, a partir de lo cual se inicia una señal de "saciedad" por vía nerviosa y luego parecería que la pared del estómago segregara una hormona a la circulación que provoca la saciedad. 
De la existencia de una verdadera "hormona de la saciedad" habla un interesante experimento, en que se trasfunde sangre de un animal que ha comido bien a otro hambriento y se observa que el hambre de este último se satisface, mientras que no se puede despertar apetito en un animal saciado al que se le trasfunde sangre de otro hambriento.
Al parecer, toda la información referente a la necesidad de comer o a la saciedad se procesa a nivel de los núcleos de la base del cerebro (llamados del hipotálamo), ya que lesiones de esa área y de la hipófisis pueden causar obesidad por exceso de ingestión de alimentos. En cambio, otras lesiones de la hipófisis provocan anorexia, es decir falta total y persistente del apetito.



Dieta correcta sin diestista 

La observación y la experimentación con animales han demostrado que existe hambre selectiva, es decir que ellos (y al parecer el ser humano también), frente a determinada falta de un tipo de principio nutritivo, se esfuerzan por ingerir y prefieren, en las dietas a su alcance, los alimentos que contienen en mayor cantidad.
Hace ya muchos años (1942), Richter planeó un interesante experimento: consiste en separar lotes de ratas, uno con una dieta balanceada en una mezcla homogénea y otro con varios comederos con alimentos puros en cada uno (hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas y aun soluciones de diversas sales, en cantidades medidas). Así pudo probar que los pequeños animales de este último lote se las ingeniaban para comer las cantidades apropiadas de cada tipo de alimento y se confeccionaba una dieta que les permitía mantenerse tan bien y crecer igual que el grupo científicamente alimentado. De allí que sus conclusiones fueron: "En el hombre y los animales el esfuerzo para mantener la constancia del medio interno (llamado homeostasis) constituye uno de los más poderosos y universales determinantes de la conducta del individuo".


Curt. P. Richter.


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