martes, 11 de abril de 2017

Los Cactus


Plantas que saben cuidar el agua

Las plantas habitan prácticamente toda la Tierra y para ello han debido adaptarse para poder sobrevivir en los distintos ambientes, algunos de los cuales son muy desfavorables para su desarrollo. Para los vegetales el problema de la adaptación es más grave que para los animales, pues éstos tienen, al menos, la posibilidad de trasladarse a otras regiones más benignas, como ocurre, por ejemplo, con las aves migratorias. Entre las demostraciones más notables de adaptación figuran los cactus, plantas que pueden resistir la sequía de tal manera, que existe una especie capaz de vivir más de un año con sólo haber recibido una cucharada de agua.

Cephalocereus o "cabeza de viejo", curioso cactus originario de México.


Una familia singular

La familia de las cactáceas, está constituida por plantas perennes que, a pesar de presentar formas y tamaños muy diferentes, se caracterizan por tener un tallo carnoso cubierto por una cutícula gruesa y cerosa y por carecer de hojas, presentando, en cambio, espinas más o menos largas. Su forma y constitución son fruto de la necesidad. En efecto, estas plantas, que viven en lugares muy secos, necesitan cuidar el agua; para ello la almacenan en sus tallos, que por eso son grandes e hinchados como si fueran toneles o grandes caños. Para evitar perder líquido por la evaporación que se produce a nivel de las hojas, éstas se han transformado en espinas, disminuyendo la superficie expuesta al aire. Además, las raíces se multiplican y prolongan, formando una extensa red que absorbe la mayor cantidad de agua de lluvia que eventualmente pudiera caer.

La chumbera es un cactus del género opuntia. Aunque es originaria de América,
 se lo encuentra también en España y las islas Canarias. Sus frutos (chumbos) son comestibles.



Los tallos cumplen la misión de las hojas

Como se advierte, los distintos órganos de los cactus se han adaptado para cumplir una misión fundamental: preservar la vida. Es sabido que las plantas verdes elaboran sus propios alimentos con ayuda de la clorofila y en presencia de la luz solar.  Este maravilloso proceso se llama fotosíntesis y se cumple principalmente en las hojas. ¿Y cómo hacen los cactus que no tienen hojas? Pues los tallos las reemplazan y en ellos se cumple esta vital función.
Las cactáceas forman una familia muy numerosa, integrada por unas mil ochocientas (1.800) especies que en su casi totalidad, son originarias de las regiones áridas o semiáridas del continente americano; el resto procede de África tropical.  Algunos cactus, como el cereus gigante, alcanza gran altura (de 10 a 20 metros) y presentan ramificaciones laterales. Otros son de tallo esférico, corto y con profundos surcos, y faltan las especies enanas de un centímetro de diámetro. Los cactus son característicos del paisaje de las altas mesetas y tierras desérticas, desde Estados Unidos y México hasta la Argentina y Chile.  El líquido que almacenan en sus tallos ha salvado la vida de muchos viajeros que atraviesan los desiertos y que pudieron cortar y exprimir el tallo para extraer la savia.  Las flores son vistosas, de colores brillantes, y se desarrollan, por lo general, en los mismos tallos, sin pecíolo. Ellas son el único adorno en las inmensas extensiones desérticas a las que el cactus ha sabido adaptarse tan bien.




En esta imagen se advierte claramente la simétrica estructura del Echinocactus.

Flor de Echinocactus, género que se encuentra desde California hasta Chile.



Carnegiea Gigantea, cactus propio del desierto de Arizona.

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