domingo, 29 de noviembre de 2015

Vitamina D: Para que los huesos no se ablanden.

Los huesos, que normalmente son fuertes, duros y resistentes, pueden ablandarse y ceder ante el peso del cuerpo y la tensión de los músculos, provocando el raquitismo en los niños y la osteomalacia en los adultos. Ambos procesos consisten en profundos trastornos del metabolismo del calcio que provocan deformaciones óseas: se ensanchan las cabezas de los huesos largos, cuyos cuerpos se curvan, y se ablandan los huesos del cráneo. En los chicos, el tórax adquiere la forma de quilla del pecho de las aves y se abultan las articulaciones de las costillas, constituyendo el llamado "rosario raquítico". En los adultos, por lo común se aplana la pelvis y se curvan las piernas.


Un poco de historia

El raquitismo es tan viejo como la humanidad, ya que sus consecuencias se han podido detectar en los restos de fósiles de los hombres prehistóricos de Cro-Magnon y en las momias egipcias. Sin embargo, sólo fue reconocido como entidad clínica definida por el médico inglés de Oxford, Daniel Whistler, hacia 1645. Los navegantes de los siglos XV y XVI, conquistadores de nuevos continentes, lo padecieron, y hacia el siglo XVIII, otro médico inglés, Thomas Percival, empezó a combatirlo al descubrir las propiedades curativas del aceite de hígado de bacalao, que mezclaba con la menta piperita para disimular su sabor desagradable.
La época de las vitaminas comienza con el descubrimiento de la vitamina A por McCollum en 1913; en 1919, sir Edward Mellanby sospecha la existencia de otra, cuya ausencia provoca lesiones óseas, pero es Harry Steenbock quien la aísla definitivamente. Al propio tiempo un médico vienés, R. Huldshinky, demuestra claramente que los chicos expuestos al Sol no sufren raquitismo y consigue curar a pequeños enfermos mediante la exposición directa y prolongada a la luz solar o a los rayos ultravioleta.


De izquierda a derecha:
Daniel Whistler, Thomas Percival, Edward Mellanby y Harry Steenbock.


La vitamina D

En 1927, Windaus descubrió en los aceites vegetales y en el germen de trigo un componente, el ergosterol que, activado con los rayos solares, se transforma en vitamina D. El estudio, el aislamiento y la purificación de esta sustancia llevaron a compuestos cada vez más activos, y en 1932 se aísla la vitamina D2 y en 1937, la vitamina D3.


Mecanismos de acción 

Gracias a la introducción de radioisótopos en la investigación biológica, que a permitido marcar con moléculas radioactivas (es decir emisoras de rayos) a la vitamina D, facilitando su seguimiento por todas las partes del cuerpo con instrumentos adecuados, se ha podido aclarar cómo, luego de formada en la piel por defecto de los rayos solares, se transforma en el hígado en vitamina D3 (cuya sigla química es 25-OH-D3), sustancia muy activa que, sin embargo, debe pasar por el riñón para sufrir una transformación, con la colaboración de la hormona paratiroidea, y que los químicos denominaron 1,25-(OH) 2 - D3, siendo en definitiva la que actúa regulando la fijación del calcio en los huesos.
Esta acción se hace en presencia de moléculas de fosfatos de la sangre y manteniéndose constante la cantidad de calcio de la misma en 10 mg/ 100 ml.
De esta manera, el calcio se fija a la matriz proteica de las células óseas en forma de una sal fosfocálcica de apatita (hidroxiapatita: Ca. 5 - [PO4 - OH]).

¿Por qué persiste el raquitismo?

Si hay un conocimiento tan claro y profundo del mecanismo de acción de la vitamina D, de los efectos del Sol, ¿cómo puede haber aún niños o adultos que lo padezcan? Y, más aún, ¿por qué aumenta su incidencia?
Las causas parecen ser varias. El ser humano de nuestros días va, en casi todas las latitudes del mundo, mucho más cubierto de ropa que antaño, y si bien ésta abriga, protege del viento, resguarda la piel de las inclemencias térmicas y aun le evita probables quemaduras solares, precisamente impide que lleguen a extensas zonas de ella los beneficiosos rayos ultravioleta, que activan la porvitamina D de la piel transformándola en ergosterol (D1). De allí que sea más común el raquitismo en los niños de clases sociales más elevadas, excesivamente protegidos y habitantes de grandes ciudades.
Otra causa de importancia creciente es la contaminación de la atmósfera por el humo, el hollín y polvo, los gases de la combustión de los motores de los grandes aviones de turbina o de los cohetes que surcan el espacio; estos materiales, si bien dejan pasar la luz visible del espectro solar, detienen los importantes rayos ultravioleta, disminuyendo las posibilidades de exposición a ellos. Un último factor no despreciable lo constituye, las formas de preparación y acondicionamiento de los alimentos de nuestra automatizada sociedad, que al triturarlos, prococerlos o esterilizarlos les disminuye considerablemente su tenor vitamínico.


¿Cómo evitar el raquitismo?

Fundamentalmente, en las épocas de máximo crecimiento de los niños, desde que son lactantes hasta que llegan a la pubertad , y durante el embarazo y lactancia de las madres , debe prescribirse una dieta que contenga leche, queso, manteca, vísceras (principalmente hígado y riñón), pescado (arenques, sardinas, atún, salmón), aceites vegetales, germen de trigo, etc.
La otra medida de capital importancia es llevar una vida al aire libre y al Sol; sobre todo, en las épocas propicias de primavera y verano es conveniente exponer la mayor cantidad de piel posible a sus beneficiosos rayos*.
Por último , la administración profiláctica, en las edades y épocas criticas, de preparados de vitamina D en dosis de 500 a 1000 unidades diarias y el consumo de alimentos llamados irradiados, es decir: leche, queso, crema o manteca, sometidos a irradiación ultravioleta, para enriquecerlos de vitamina D activa.


Alimentos con vitamina D.




Mafalda tomando Sol.

*En verano se debe evitar el sol desde las 11hs hasta las 16hs, porque es muy fuerte.

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