miércoles, 19 de febrero de 2020

No todos los ojos ven igual

El sentido de la vista es quizás el más importante para los animales. Les permite ver al mundo que los rodea, descubrir su alimento, advertir un peligro. Pero lo curioso es que no todos los animales ven igual o, si miran las mismas cosas, las ven de manera diferente. Al comparar los ojos de los animales comprobamos, una vez más, la sabiduría de la naturaleza, que da a cada ser lo necesario para sobrevivir.





El órgano de la visión

El ojo es el órgano principal del sentido de la vista, que, como una ventana abierta, le permite recibir del exterior las sensaciones luminosas. En los invertebrados, como los equinodermos, los ojos son simples manchas pigmentarias; los insectos tienen dos tipos de ojos: los simples y los compuestos. Los cefalópodos, como el pulpo, poseen un órgano visual muy desarrollado, y en los peces la córnea aparece achatada para evitar lesiones cuando nadan y también para facilitar su avance, pues el ojo convexo ofrecería mayor resistencia en el agua.
Las aves tienen ojos grandes y alargados en dirección anteroposterior, y están dotadas de un mecanismo de acomodación para ver a grandes distancias o desde enormes alturas a sus presas. Los gatos ven bien en la oscuridad gracias a la forma especial de su pupila, que se puede dilatar mucho, y a las características de su ojo interno, que posee capas que reflejan la luz, lo que hace que las pupilas de este felino brillen en la oscuridad. Los ojos del topo, mamífero de vida subterránea, son muy pequeños, ya que el animal casi no los necesita. Y así, si recorremos la amplia y variada escala animal, encontraremos una cantidad bastante numerosas de ejemplos cuya diversidad nos resultaría tan sorprendente como admirable. Veamos, comparativamente, el caso del ser humano, del pulpo y de los insectos.

En su camino desde los ojos hasta la nuca (donde está el centro
óptico), la imagen de un objeto hace el siguiente recorrido:
1) El ojo, que es como la cámara fotográfica, recoge la imagen
óptica y la envía en forma de corriente a la profundidad del cerebro.
2) En el tálamo óptico, la imagen es elaborada y enviada
a los lóbulos occipitales.
3) En el centro óptico, las células de la corteza cerebral toman
conocimiento de la imagen.
4) El conocimiento y el reconocimiento de un objeto se producen
cuando la mente busca en el archivo de los recuerdos ópticos una
imagen que ha quedado allí grabada, y entonces vemos. 



El ojo humano: una máquina fotográfica

El ojo humano es una verdadera maravilla y funciona de modo similar a la máquina fotográfica. En realidad, debe decirse que el hombre inventó la maquina fotográfica copiándola del ojo.
El globo del ojo está formado por varias capas que desde el exterior al interior se llaman esclerótica, coroides retina. La parte anterior de la esclerótica se halla reemplazada por una membrana transparente, la córnea, detrás de la cual se encuentra el iris con un orificio central, la pupila. Detrás del iris se encuentra una lente, el cristalino, que concentra los rayos luminosos sobre la retina.
El funcionamiento del ojo humano es semejante al de la máquina fotográfica. El iris actúa como el obturador que regula la cantidad de la luz que entra por el orificio de la pupila. El cristalino es como la lente que concentra los rayos sobre la retina o película sensible. En ella se representan las imágenes de los objetos en forma invertida. El nervio óptico de cada ojo se encarga de transmitir las imágenes hasta el centro óptico del cerebro.





El ojo humano es una máquina fotográfica que toma dos fotos al mismo, una en color y otra en
blanco y negro. Esto es posible porque en la retina hay dos clases de células: los bastoncillos,
que captan sólo en blanco y negro, y los conos, que captan colores. En el punto ciego no hay
bastoncillos ni conos, y por allí sale el nervio óptico que transmite las imágenes al cerebro.



Así ve el ser humano

La imagen que capta el ojo sigue un camino hasta llegar al centro de la vista o centro óptico del cerebro: solo entonces "vemos".
Si una imagen (por ejemplo, un gatito o una flor) se halla a los lados del campo visual del ojo, o sea de la superficie que abarca el mismo, se proyecta en la mitad interna del ojo y es transportada por las fibras nerviosas internas cruzadas a las mitades opuestas del cerebro. Las imágenes que han proyectado ambos ojos son elaboradas por los centros ópticos y es entonces cuando realmente vemos.

Las fibras nerviosas que transmiten las impresiones
luminosas se entrecruzan más atrás de los ojos. Como
consecuencia de ello, el lado izquierdo del cerebro registra
los estímulos provenientes de objetos que se hallan a la
derecha del campo de visión y viceversa.



Así ven los pulpos

En la escala de los invertebrados, el ojo del pulpo es el más avanzado y se parece al de los seres humanos. La diferencia está en que la retina tiene menos receptores; por lo tanto, la imagen que se forma es menos detallada y más pequeña. Además, se ha comprobado que los pulpos distinguen ciertas formas y no otras, pues sólo son capaces de medir el ancho y la altura de las cosas.

Ojo de pulpo



Los ojos de los insectos

La gran mayoría de los insectos tienen dos tipos de ojos: los simples u ocelos y los compuestos o facetados. Los ojos simples están dispuestos en el centro de la frente y son, generalmente, dos o tres. Los compuestos, como su nombre lo indica, se componen de pequeños ojos en forma de tubo alargado. la superficie exterior de cada uno de ellos posee una cara o faceta en forma de hexágono -semejante al tallado de un brillante- y, en el interior, una lente o cristalino y la retina o membrana para recoger las impresiones luminosas.
El conjunto forma la córnea o membrana transparente externa, que es convexa, abultada y constituye el ojo compuesto. El número de tubitos que forman el ojo compuesto es variable; ciertas hormigas tienen 9, la mosca 400 y la libélula 28.000.

A través del microscopio, veamos los detalles agrandados de
la estructura del ojo de un tábano.
Fuente de la imagen




Así ven los insectos

Como cada tubito tiene una lente, la luz que penetra por ellos graba en la retina una parte del objeto que mira el insecto. Para "ver" el total se forma una imagen "en mosaico", es decir fragmentada, y por eso diferente de la humana, que es continua. Además, los ojos de los insectos están adaptados a su medio de vida y, por lo general, captan mejor lo que está en movimiento que lo que está en reposo.



Los insectos... ¿distinguen los colores?

Los naturalistas han realizado muchísimas experiencias para saber si los insectos distinguen el color de las flores y de otros objetos. Los descubrimientos realizados mediante miles de pruebas son realmente asombrosos. Así, hoy se sabe que la abeja y otros insectos no distinguen bien el color rojo, y cuando se acercan a flores de este color lo hacen pues las mismas reflejan luz azul que los insectos pueden captar. Además , son sensibles a los rayos ultravioletas, que nosotros no podemos percibir.



Una extraña forma de ver

Las almejas y los gusanos tienen una extraña manera de "ver" los detalles de las cosas. Estos invertebrados ven la luz de manera semejante a nuestra forma de percibir el calor. Ellos poseen en la piel lo que se llama "sentido difuso de la luz", o sea terminaciones nerviosas que les permiten saber si están en la luz o la oscuridad, pero no pueden distinguir los detalles de los objetos.



La naturaleza es sabia

Nunca nos cansaremos de repetirlo: la naturaleza provee a todos los seres de lo que necesitan para sobrevivir. No es extraño, pues, que los animales, tengan uno o más ojos, de modo que en caso de accidente o lesiones en uno de ellos puedan ver con el otro.




Imagen 1: visión del ser humano
Imagen 2: visión del pulpo
Imagen 3: visión de un insecto


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