He aquí un espectáculo maravilloso. El rocío de la noche ha caído sobre la telaraña, dándole un enigmático y bello aspecto. |
¿Cómo fabrica la araña sus hilos de seda?
La seda es una secreción líquida que producen las glándulas sericígeras, ubicadas en el abdomen, y que sale al exterior por una gran cantidad de pequeños conductillos ubicados en las hileras de la araña. Al ponerse en contacto con el aire, esta secreción se solidifica con notable rapidez. Cada hebra de seda está compuesta por varios hilos paralelos que la araña va engrosando o no.
El operativo red
Tomaremos como modelo a la araña denominada Epeira, que es una de las más conocidas. No siempre la araña puede llegar por medio de su locomoción normal, o sea caminando, al lugar deseado para hacer su red, pero para conseguirlo se vale de un gran aliado: el viento. La araña fabrica un hilo de seda, lo deja balancear hasta que, impulsado por el viento, el hilo se adhiere al punto elegido. Una vez que el hilo está fijo en la orilla, la araña cruza por él colgándose de las patas, a medida que lo va reforzando agregándole más seda. Ha comenzado a fabricar su red. La hábil Epeira termina lo que será la estructura básica de su tela: un marco de forma triangular que le permitirá darle a la trampa unos 15 cm de diámetro.
Los hilos son más largos y que hacen a veces de cables de tensión, convenientemente reforzados, tienen en este caso unos 75 cm. Después, la araña tiene 21 radios y cierra luego el marco con un hilo reforzado. Nuevos radios (del 22 al 33) unen ya el centro de la tela con el marco. Otros vienen a reforzar y consolidar la trama. La cantidad de radios son ahora en total 44 y la estructura básica ya está terminada.
Sobre tan delgado pero resistente andamiaje, y desde el centro hacia afuera, la araña teje ahora una espiral; al llegar a la línea circular número 14 cierra el circuito amarrándola a la línea 11 y comienza a tejer otra espiral desde afuera hacia adentro, pero esta vez con un hilo pegajoso, donde quedará atrapada su víctima.
Al llegar al centro hace un agujero en el cual se esconde a esperar pacientemente. Como la araña, a pesar de tener ocho ojos, no ve muy bien de lejos, advierte la presencia de su presa al sacudirse la tela; entonces sale de su escondite y, abalanzándose sobre ella, la envuelve en hilos de seda hasta inmovilizarla mientras le clava sus poderosos quéliceros; comienza luego a absorber, a chupar su presa hasta dejarla totalmente seca.
No todas las arañas tejen el mismo punto
La telaraña que teje la Epeira es algo así como el tejido de punto más fácil, pero existen otras especies que hacen su tela de modo muy distinto y en lugares diversos.
Por ejemplo: la araña de agua (Argyroneta aquatica) y lo encierra en su nido submarino, que es una verdadera campana de seda.
La araña de cinco manchas (Uroctea Durandi) teje su tela para resguardarse de la intemperie, dándole la forma de una verdadera carpa de campaña, donde fuertes y tensos hilos de seda reforzados hacen las veces de "vientos" y mantienen así sujeta su carpa a una piedra.
La telaraña de la Agena es, por el contrario una tela amplia y densa, que ella teje en sentido horizontal y que, al estar apoyada sobre la hierba, invita a los insectos a reposar en ella.
Las arañas se distinguen en dos grandes clases: las sedentarias y las vagabundas. Estas últimas no tejen telas y ambulan ocultándose en las grietas de paredes y en las cortezas de los árboles o en pequeñas madrigueras a la espera de su ocasional y desprevenida presa.
Las arañas se distinguen en dos grandes clases: las sedentarias y las vagabundas. Estas últimas no tejen telas y ambulan ocultándose en las grietas de paredes y en las cortezas de los árboles o en pequeñas madrigueras a la espera de su ocasional y desprevenida presa.
El vuelo de bautismo de la pequeña araña
Muchas veces, las pequeñas arañitas, recién salidas del huevo necesitan separarse de sus hermanas para procurarse comida y un mejor medio donde desarrollarse, pues no siempre el alimento abunda para todas, y entonces ponen en práctica un original sistema para trasladarse volando hacia otros lugares.
Como siguiendo un raro instinto heredado, la pequeña araña trepa por los árboles, maderos o paredes hasta llegar a un lugar bien alto. Una vez allí se agarra por sus tarsos del soporte elegido y comienza a dejar salir de sus hileras un largo hilo de seda. Cuando la arañita siente que el viento comienza a sacudirlo con fuerza, lo corta y, agarrándose de él con sus patas, se deja arrastrar por el viento, que, al llevar el resistente pero delicado hilo, la transporta muchas veces a varios kilómetros de distancia. El viaje termina al chocar y adherirse el hilo a un obstáculo (un árbol, etc.) y allí la pequeña viajera comienza su vida.
Esos pequeños e insensibles hilos son los que muchas veces sentimos que nos tocan en la cara cuando atravesamos un bosque o un jardín. Los franceses los denominan fils de la vierge (hilos de vírgenes), mientras que en otros países se los denomina como "babas del Diablo".
"Babas del Diablo" cubriendo un campo. |