lunes, 26 de marzo de 2018

El Eco

Cuenta la leyenda griega que una ninfa llamada Eco entretenía con sus cuentos a Hera, la esposa de Zeus, mientras éste se divertía con otras ninfas. Hera descubrió el engaño y en castigo condenó a Eco a repetir sólo la última sílaba de la palabra que escuchaba. Así los antiguos explicaban este curioso fenómeno, que hoy podemos conocer bien estudiando lo que sucede con las ondas sonoras.

Eco y Narciso - J. W. Waterhouse (1903)
Óleo sobre lienzo, Walker Art Gallery, Liverpool.





¿Qué es el eco?

Si nos detenemos frente a una pared alta, una montaña, un acantilado, etc., y desde cierta distancia decimos un nombre, escuchamos en seguida repetido el mismo nombre. ¿Qué ha ocurrido? Un fenómeno acústico. Para comprenderlo fácilmente, tiremos una pelota en línea recta hacia una pared: veremos que rebota y vuelve hacia nosotros. Algo semejante ocurre con las ondas sonoras que emitimos que son reflejadas al chocar contra un cuerpo que sea compacto.



¿Cuándo se produce el eco?

Para que se produzca el eco debe haber cierta distancia. Se calcula que para los sonidos en general es necesario un mínimo de 17 metros, pero para la voz humana requieren como mínimo 35 metros para que puedan oírse claramente las sílabas reflejadas. Ello se debe a que en un segundo se puede pronunciar y oír con claridad un número limitado de sílabas. Por lo tanto, como el sonido recorre 340 metros por segundo, tardará un décimo de segundo en tropezar con el obstáculo reflejante, a 34 m de distancia, y otro décimo de segundo en volver al punto de partida. Si la distancia fuese menor de 34 metros, entonces ambos sonidos se superpondrían, se confundirían y no podrían oírse distante, con claridad.
Cuando existen obstáculos situados unos frente a otros, como en el caso de montañas, paredes, acantilados, etc., se producen ecos múltiples. Algo muy curioso: las nubes también producen eco. Ésta es la causa por la que un cañonazo disparado en el mar, pero bajo un cielo cubierto de nubes, origina eco. A la misma causa obedece el retumbar prolongado del trueno.

Efecto del eco.





Utilizando el eco

El eco permite averiguar la dirección y la distancia en que se encuentra un obstáculo. Esta propiedad ha sido utilizada por los marineros desde la antigüedad cuando atravesaban por estrechos o lugares difíciles en tiempo de niebla. Entonces lanzaban gritos hacia las altas rocas de las orillas, y al recibir el eco podían "ver o sentir" dónde estaba el peligro y así navegar con seguridad.
Basados en el principio del eco, hoy funcionan dos útiles aparatos que son valiosos y cuyo uso es imprescindible: el radar y el sonar.
El radar, en vez de utilizar ondas sonoras, emplea ondas de radio, que son más rápidas, y consigue localizar los obstáculos que se hallan a su paso. Un avión provisto de radar puede obtener un verdadero plano de una ciudad o territorio, marcando sus accidentes geográficos, edificios de mayor altura, etc. El radar se emplea en los aeródromos, en la navegación aérea, marítima, etcétera.
El sonar envía ondas sonoras a través del agua y recibe ecos de cualquier blanco con que choquen las ondas de salida. Como la velocidad del sonido en el agua es de 1450 metros por segundo, la distancia desde el barco equipado con el sonar hasta el obstáculo puede determinarse midiendo el intervalo entre el zumbido de la onda sonora de salida y la vuelta del eco. El sonar se utilizó en la guerra para detectar submarinos sumergidos, pero en tiempos de paz su utilización más valiosa consiste en descubrir los bancos de peces hacia donde puedan dirigirse los barcos pesqueros para realizar su tarea con mayor rendimiento.

El radar está basado en el principio del eco, pero en lugar de
 utilizar ondas sonoras, emplea ondas de radio, que son más rápidas.



El sonar envía ondas sonoras a través del agua. Se emplea para determinar
profundidades marinas y para localizar bancos de peces.




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