El ave de la cola con mil ojos
Por su porte y su andar majestuosos, su maravillosa cola de un metro y medio de longitud, que se abre como un enorme abanico entre el que se agitan miles de ojos multicolores, y su moño de plumas rectas y delgadas en la cima de la cabeza, este pavo ha merecido el calificativo de "real" con que se lo conoce mundialmente.
Originario de Extremo Oriente, era ya conocido en tiempos del rey Salomón, diez siglos antes del nacimiento de Cristo, y en la Biblia figura como un animal doméstico. Alejandro Magno, el conquistador del imperio persa, quedó fascinado ante la belleza de su plumaje, pero fueron los romanos quienes lo llevaron a Europa.
Seducidos por su gracia y vistosidad, los romanos decían que la cola del pavo real fue creada por la diosa Juno, quien puso en ella los miles de ojos del gigante Argos cuando éste fue muerto por Mercurio. Pero también, llevados por su espíritu práctico, lo criaron por su carne exquisita y porque se aclimataba fácilmente en diversas regiones de su vasto imperio.
En la India, el pavo real era considerado como un animal sagrado y, por lo tanto, el que lo hiriera o quitara la vida merecía la pena de muerte.
Los romanos introdujeron el pavo real desde Oriente y lo criaron en distintas partes del imperio. En el palacio imperial, así como en las villas de los nobles o gobernadores, estos animales eran objetos de adorno. Fuente de la imagen |
Un galliforme original
El orden de los galliformes está integrado por aves robustas, dotadas de alas cortas, pies fuertes y plumaje tupido, que se caracterizan porque los pichones están recubiertos por plumón desde su nacimiento y son capaces de buscar alimentos por sí solos. El pavo real se distingue de los otros galliformes -faisán, codorniz, perdiz, gallo, etc.-, por la extraordinaria longitud de las plumas coberteras de la cola del macho, las cuales miden de 1,20 a 1,50 m de largo.
Hasta el siglo pasado se conocían dos especies de pavos reales: una de pecho azul, originaria de la India y la isla de Ceilán (Sri Lanka), y otra de pecho verde, propia de Birmania (Myanmar) y la isla de Java en el sudeste asiático. Pero en el año 1936, el naturalista norteamericano James Chapin describió una especie en el Congo y, dos años más tarde, presentó su extraordinario descubrimiento en el Congreso Internacional de Ornitología celebrado en Ruan, Francia. Chapin contó que "en el verano de 1936 volví a visitar el Museo del Congo en Tervuren, Bélgica, para continuar mis estudios sobre aves africanas. Entre aquellas colecciones me encontraba como en mi propia casa, pero un día, por casualidad, llegué a un corredor del último piso, donde no había estado anteriormente, y allí vi dos grandes aves disecadas; el plumaje de una de ellas era negruzco y el de la otra más rojizo. Inclusive a distancia me fue posible observar que rémiges secundarias de esta última presentaban bandas negras y eran, al menos en apariencia, idénticas a las que había dejado en mi despacho en Nueva York". (Él había hallado, en 1913, una extraña pluma en el gorro de un nativo de las selvas del Congo.) A partir de ese momento, Chapin estudió minuciosamente a estas aves en el propio suelo africano y llegó a identificar la nueva especie, que es semejante a la de los pavos reales, pero de tipo más primitivo, ya que no tiene el dibujo característico ni el gran desarrollo de las coberteras que constituyen la índole distintiva de los pavos reales.
Hasta el siglo pasado se conocían dos especies de pavos reales: una de pecho azul, originaria de la India y la isla de Ceilán (Sri Lanka), y otra de pecho verde, propia de Birmania (Myanmar) y la isla de Java en el sudeste asiático. Pero en el año 1936, el naturalista norteamericano James Chapin describió una especie en el Congo y, dos años más tarde, presentó su extraordinario descubrimiento en el Congreso Internacional de Ornitología celebrado en Ruan, Francia. Chapin contó que "en el verano de 1936 volví a visitar el Museo del Congo en Tervuren, Bélgica, para continuar mis estudios sobre aves africanas. Entre aquellas colecciones me encontraba como en mi propia casa, pero un día, por casualidad, llegué a un corredor del último piso, donde no había estado anteriormente, y allí vi dos grandes aves disecadas; el plumaje de una de ellas era negruzco y el de la otra más rojizo. Inclusive a distancia me fue posible observar que rémiges secundarias de esta última presentaban bandas negras y eran, al menos en apariencia, idénticas a las que había dejado en mi despacho en Nueva York". (Él había hallado, en 1913, una extraña pluma en el gorro de un nativo de las selvas del Congo.) A partir de ese momento, Chapin estudió minuciosamente a estas aves en el propio suelo africano y llegó a identificar la nueva especie, que es semejante a la de los pavos reales, pero de tipo más primitivo, ya que no tiene el dibujo característico ni el gran desarrollo de las coberteras que constituyen la índole distintiva de los pavos reales.
James Paul Chapin |
Pavo real del Congo |
Los criaderos europeos han conseguido por selección una curiosa variedad de pavo real blanco. |
Adorno de los bosques
El pavo real habita en zonas boscosas del sudeste asiático, donde abundan los ríos y arroyos. De andar pausando, cadencioso, si tiene que huir corre con rapidez y sólo alza un vuelo corto y poco elevado, pues es mal volador.
Es frecuente verlo durante la noche posado en la rama de un árbol y sobre la que apoya su larga cola, que constituye un bellísimo adorno. Pero desde allí actúa como un vigía, ya que si se aproxima un tigre u otro animal da la señal de alarma a sus compañeros, que huyen para ponerse a salvo.
El pavo real se alimenta tanto de granos y brotes como de insectos, y hasta de pequeñas lagartijas y serpientes.
El pavo real se alimenta tanto de granos y brotes como de insectos, y hasta de pequeñas lagartijas y serpientes.
Las plumas más bellas
Es muy difícil establecer cual es el plumaje más bello de todas las aves, pues la riqueza y variedad son infinitas. Sin embargo, pocos alcanzan la belleza de las plumas de la cola del pavo real macho. (Es necesario recordar que en estas aves hay una gran diferencia entre ambos sexos; la hembra, aunque tiene dimensiones semejantes, no posee el colorido ni la gran cola del macho.)
Las plumas coberteras de la cola son de color verde bronceado, con barbas separadas muy finas. En el extremo forman una característica mancha de color azul muy intenso que imita a un corazón y está rodeada de un borde azul verdoso, bronce dorado, oro y pardo brillante: son los famosos "ojos del pavo real", que parecen mirar desde todas direcciones cuando el animal despliega su amplia cola. El fantástico colorido se debe a la refracción y reflexión de la luz sobre los recubrimientos córneos de las plumas.
Plumas del pavo real |
La cola y el galanteo
El pavo real despliega su amplia cola como un abanico móvil para llamar la atención de la hembra, y así camina orgulloso pero temblando de excitación. Ella o ellas, porque el pavoneo se hace también delante de un grupito, no le prestan siempre gran atención, y en ocasiones continúan picoteando el suelo o alimentándose como si nada ocurriera a su alrededor, ante el nerviosismo del macho, cuyo cuerpo es sacudido por temblores cada vez más frecuentes y violentos.
Por lo general construye su nido de ramas y hojas secas amontonadas en lugares de mucha vegetación. En el la hembra deposita de 4 a 8 huevos, que incuba con cuidado. El pavo real vive alrededor de 15 años, pero en cautividad alcanza a 24 años.
Esta ave, antigua habitante de jardines imperiales para los cuales parecía haber sido creada, habita libremente en regiones boscosas o en cautiverio en los jardines zoológicos, donde puede ser admirada por aquellos que saben encontrar hermosura en los seres de la naturaleza.
Los pavos reales se contonean y abren sus plumas ante las hembras para llamar su atención, pero ellas muchas veces ni los miran y siguen picoteando el suelo. |
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