El Río de la Plata
El Río de la Plata es el más ancho del mundo; a tal punto, que su descubridor, creyendo que era un mar, lo llamó Mar Dulce. Es, también, "la puerta de la Tierra", pues permite el acceso a la República Argentina y a otros países limítrofes, como Uruguay y Paraguay. Pero contrariando su nombre, que proviene de la esperanza de los primeros conquistadores de encontrar metales preciosos, en sus orillas no hay riqueza mineras, sino únicamente las que proviene del trabajo tesonero de sus habitantes. El Río de la Plata baña dos populosas ciudades: Buenos Aires y Montevideo, capitales de la República Argentina y Uruguay, respectivamente, y une así a dos naciones ligadas por los ideales americanos de paz y fraternidad.
El río color de león
El poeta argentino Leopoldo Lugones lo llamó de "color de león", pues sus aguas tienen tono pardo castaño debido a los materiales en suspensión que arrastran. El Río de la Plata nace en el lugar donde terminan el Río Uruguay y el delta del Paraná. Es decir que en el vierten sus aguas estos ríos colosales de América que, a su vez, recogen las aguas de infinidad de ríos y arroyos que descienden de la meseta brasileña de la Puna, de las sierras pampeanas y de las llanuras chaqueña, pampeana y mesopotámica, formando una cuenca que abarca una superficie de 4350000 kilómetros cuadrados. Desde su nacimiento hasta su boca mide 290km. en línea recta y se va ensanchando progresivamente, entre Buenos Aires y Colonia mide 40km. y en su desembocadura, que es una línea imaginaria que une Punta del Este, en la costa uruguaya, con el Cabo San Antonio, en la costa argentina, alcanza a 220 kilómetros.
El nombre del río
Los indígenas que habitaban estas regiones antes de la llegada de los españoles lo llamaban Paraná Guazú, que en guaraní significa mar, río como mar. Su descubridor, el marino portugués al servicio de España, Juan Díaz de Solís, que llego a principios de 1516, tuvo la misma sensación que los nativos y, por rara coincidencia, lo llamó Mar Dulce, asombrado por su tamaño y el sabor de sus aguas. El mismo Solís lo llamó, poco después, Río Santa María, denominación que perduro unos años. Después de explorar el estuario y comprobar que no se trataba del ansiado paso interoceánico, Solís desembarcó en la isla de Martín García que lleva este nombre porque en ella se dio sepultura a un tripulante de la expedición llamado así. Con un grupo reducido de compañeros, Solís se dirigió a la costa uruguaya, donde fue atacado y muerto por los indios charrúas. Sólo se salvó un grumete, Francisco del Puerto, quien narró a otros navegantes que llegaron posteriormente lo que había ocurrido en el lugar. A partir de entonces se le llamó Río de Solís, y también -se ignora por qué causa- en mapas italianos y alemanes figura con la denominación de Río Jordán.
En 1520, los marinos de la expedición de Fernando de Magallanes lo bautizaron San Cristóbal. No se sabe exactamente cuando comenzó a llamarse Río de la Plata, pero es seguro que debió ocurrir después del fabuloso viaje de Alejo García a las tierras del Rey Blanco o de la Sierra de la Plata. Alejo García era un náufrago de la expedición de Solís que había quedado, junto con otros compañeros, en la isla de Santa Catalina, después de la infausta muerte de su jefe, y allí se enteró, por los indígenas, de la existencia de un paraje en el centro del continente donde existía un rico imperio en el que abundaban los metales preciosos. Hacía 1525, Alejo García y unos pocos compañeros, entusiasmados por la extraordinaria noticia, decidieron llegar hasta ese lugar. Acompañados por muchos indios cruzaron a pie la actual provincia brasileña de Santa Catalina, las selvas del Paraguay y alcanzaron el centro de Bolivia, donde recogieron un importante botín de oro y plata. De regreso se detuvieron en Paraguay en espera de una época propicia para retornar a la Sierra de la Plata; mientras tanto enviaron a los que habían quedado en la isla de Santa Catalina trozos de metales preciosos. Pero una noche los indios cayeron sobre ellos y les dieron muerte. El trágico esfuerzo no fue en vano, pues el viaje de Alejo García confirmó la existencia de un lugar donde abundaban el oro y la plata.
En el año 1526 llegó a las costas del Brasil el navegante Sebastían Caboto, quien al frente de una expedición debía ir a las islas Molucas y "a otras tierras de Tarsis y Ofir y el Catayo Oriental y Cipango" a cargar oro, plata, piedras preciosas, especias, sedas, perfumes, etc. En Pernambuco tienen que atesorar el Nuevo Continente, y en Santa Catalina unos de los compañeros de Alejo García le cuenta el viaje extraordinario y le muestra los metales preciosos. Entonces, Caboto decide dejar a un lado sus compromisos y penetrar en lo que los portugueses llamaban Rio da Prata y los españoles Río de la Plata. Caboto fracasó en su propósito de alcanzar la fabulosa región, pero en cambio reunió una cantidad de plata para justificar ante Carlos V el abandono de la expedición de las Molucas. Se cree que ésta fue la primera remesa de plata que se envió a España desde el Nuevo Mundo.
La necesidad de ocupar estas tierras ante el constante avance de los portugueses determinó al emperador Carlos V a firmar en 1534 una capitulación con Pedro de Mendoza, al que nombró primer adelantado. Y en todos los documentos relativos a esta expedición se dice: "Río de Solís que llaman de la Plata", nombre que a partir de entonces se impondrá definitivamente.
En su orilla occidental, Pedro de Mendoza levantó, en 1536, Santa María del Buen Aire, la que fue desplomada en 1541, trasladándose sus habitantes a Asunción del Paraguay, fundada en 1537. Pero años después , Juan de Garayque quiere "abrir las puertas de la Tierra", fundará, el 11 de junio de 1580, la ciudad de la Trinidad, en el puerto de Santa María de los Buenos Aires, designación que sera la perdurable. Montevideo fue fundada mucho más tarde, en 1726, por Bruno Mauricio de Zabala.
En 1520, los marinos de la expedición de Fernando de Magallanes lo bautizaron San Cristóbal. No se sabe exactamente cuando comenzó a llamarse Río de la Plata, pero es seguro que debió ocurrir después del fabuloso viaje de Alejo García a las tierras del Rey Blanco o de la Sierra de la Plata. Alejo García era un náufrago de la expedición de Solís que había quedado, junto con otros compañeros, en la isla de Santa Catalina, después de la infausta muerte de su jefe, y allí se enteró, por los indígenas, de la existencia de un paraje en el centro del continente donde existía un rico imperio en el que abundaban los metales preciosos. Hacía 1525, Alejo García y unos pocos compañeros, entusiasmados por la extraordinaria noticia, decidieron llegar hasta ese lugar. Acompañados por muchos indios cruzaron a pie la actual provincia brasileña de Santa Catalina, las selvas del Paraguay y alcanzaron el centro de Bolivia, donde recogieron un importante botín de oro y plata. De regreso se detuvieron en Paraguay en espera de una época propicia para retornar a la Sierra de la Plata; mientras tanto enviaron a los que habían quedado en la isla de Santa Catalina trozos de metales preciosos. Pero una noche los indios cayeron sobre ellos y les dieron muerte. El trágico esfuerzo no fue en vano, pues el viaje de Alejo García confirmó la existencia de un lugar donde abundaban el oro y la plata.
En el año 1526 llegó a las costas del Brasil el navegante Sebastían Caboto, quien al frente de una expedición debía ir a las islas Molucas y "a otras tierras de Tarsis y Ofir y el Catayo Oriental y Cipango" a cargar oro, plata, piedras preciosas, especias, sedas, perfumes, etc. En Pernambuco tienen que atesorar el Nuevo Continente, y en Santa Catalina unos de los compañeros de Alejo García le cuenta el viaje extraordinario y le muestra los metales preciosos. Entonces, Caboto decide dejar a un lado sus compromisos y penetrar en lo que los portugueses llamaban Rio da Prata y los españoles Río de la Plata. Caboto fracasó en su propósito de alcanzar la fabulosa región, pero en cambio reunió una cantidad de plata para justificar ante Carlos V el abandono de la expedición de las Molucas. Se cree que ésta fue la primera remesa de plata que se envió a España desde el Nuevo Mundo.
La necesidad de ocupar estas tierras ante el constante avance de los portugueses determinó al emperador Carlos V a firmar en 1534 una capitulación con Pedro de Mendoza, al que nombró primer adelantado. Y en todos los documentos relativos a esta expedición se dice: "Río de Solís que llaman de la Plata", nombre que a partir de entonces se impondrá definitivamente.
En su orilla occidental, Pedro de Mendoza levantó, en 1536, Santa María del Buen Aire, la que fue desplomada en 1541, trasladándose sus habitantes a Asunción del Paraguay, fundada en 1537. Pero años después , Juan de Garayque quiere "abrir las puertas de la Tierra", fundará, el 11 de junio de 1580, la ciudad de la Trinidad, en el puerto de Santa María de los Buenos Aires, designación que sera la perdurable. Montevideo fue fundada mucho más tarde, en 1726, por Bruno Mauricio de Zabala.
A principios de 1516, Juan Díaz de Solís, piloto mayor de España, descubrió el río que llamó Mar Dulce a causa del sabor de sus aguas y de su gran tamaño. |
Después de explorar el estuario y de comprobar que no se trataba de un paso interoceánico, Solís desembarcó en la costa uruguaya, pero fue atacado y muerto por los indios charrúas. |
La primera remesa de plata y metales preciosos de la región la envió Juan Caboto al emperador Carlos V |
Un río de paz
El Río de la Platas es navegable gracias a sus canales naturales y al dragado que se efectúa constantemente para extraer enormes cantidades de fango. Es un río abierto a todas las naves del mundo que traen y llevan pasajeros y mercaderías. Sus aguas pocas veces fueron testigos de cruentas batallas, siendo las más notables el combate del Buceo o de Montevideo, en 1814, cuando el almirante Guillermo Brown venció a la escuadra realista; el combate de los Pozos, en 1826, cuando el mismo almirante venció a la escuadra brasileña y la batalla del Río de la Plata durante la Segunda Guerra Mundial, en el que el acorazado alemán "Graf Spee" fue capturado por la marina británica.
Y como su historia, pacífica, este río se pierde mansamente en las límpidas aguas del océano Atlántico.
El motivo del puerto y el trabajo en el Río de la Plata inspiraron a muchos artistas como él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario