La respiración pulmonar
El acto de respirar consiste en poner en comunicación el aire exterior con los glóbulos rojos en la sangre para que se carguen de oxígeno, al tiempo que eliminen el exceso de anhídrido carbónico, producto del metabolismo de los tejidos.
En los vertebrados superiores (reptiles, aves y mamíferos), esta función se cumple por intermedio del aparato respiratorio, cuyos órganos más importantes son los pulmones, donde se produce el intercambio de gases.
Los pulmones
Son dos grandes órganos simétricos, lejanamente parecidos a una pirámide , que están ubicados en el interior de la caja torácica, protegidos por las costillas y envueltos en una fina membrana de dos hojas, separadas entre sí por un espacio virtual con presión negativa: las pleuras. Su color varía con la edad, siendo rojo oscuro en el recién nacido y cuando aún no tienen aire, rosados en los niños y grisáceos en los adultos, llegando a adquirir color gris oscuro (antracótico) por acumulación de partículas de polvo, hollín y humo provenientes de la contaminación ambiental, y del hábito de fumar. La estructura pulmonar se parece a una esponja, una especie de bolsa con pequeños sacos aéreos, los alvéolos, de los cuales existen unos 300 millones en cada pulmón humano, que se insuflan de aire cuando inspiramos y se vacían cuando espiramos. También llega a ellos la sangre transportada por la arteria pulmonar, que se ramifica en una amplia malla de vasos capilares en las paredes de los alvéolos de manera tal que el aire y la sangre quedan sólo separadas por una fina membrana celular, a través de la cual se efectúa la hematosis.
¿Por qué se intercambian los gases?
La sangre incorpora el oxígeno, que, por estar a mayor presión en el aire que en los glóbulos rojos, difunde a través de las paredes pulmonares y pasa a la sangre. Los glóbulos rojos eliminan el anhídrido carbónico que transportan a mayor presión que en el aire alveolar. Este intercambio vital se denomina hematosis.
→ El esquema A muestra un racimo de alvéolos recorridos por una densa red de vasos sanguíneos; el esquema B, un alvéolo; el C, cómo se produce el intercambio de gases. |
La vía aérea
Para que el aire llegue a los pulmones, debe pasar a través de la nariz, la faringe, la laringe, la tráquea y los bronquios.
Las fosas nasales pueden compararse a dos corredores o pasillos sinuosos, cuyas entradas externas se llaman narinas, ventanas de la nariz u orificios nasales, con salidas posteriores que desembocan en la faringe y se llaman coanas; el aire, al pasar por la nariz, filtra las gruesas partículas de polvo retenidas por el vello existente a la entrada, se calienta a la temperatura del cuerpo y se humedece por el vapor de agua de las paredes laterales anfractuosas, constituidas por los cornetes, y así, limpio, humedecido y tibio, alcanza la faringe, porción muscular de la vía aérea cuyas funciones comparte con el aparato digestivo y en cuya base nace la laringe.
Tubos conductores
La laringe es un órgano tubular cartilaginoso, impar y central situado en el cuello, a la altura y por delante de las cuatro ultimas vertebras cervicales. En su comienzo existe un reborde también cartilaginoso que le sirve de válvula oclusiva, para que no se deslicen por esta vía las sustancias deglutidas, y que se llama epiglotis. Por debajo de ella están las cuerdas vocales, aparato músculo-membranoso que nos permite hablar; recubierta su cara anterior por el cartílago tiroides, vulgarmente conocido como nuez de Adán por la prominencia que hace en el cuello, y a cuyos lados se ubica la glándula tiroides (de allí su nombre).
En su base se continúa con la tráquea, otro órgano cilíndrico que recorre el tramo superior del tórax y se bifurca para formar los bronquios fuentes.
Estos últimos, desde su nacimiento, se dirigen oblicuamente hacia abajo y afuera, para introducirse en el pulmón correspondiente y dividirse progresivamente, por dicotomía, hasta desembocar en los alvéolos. El bronquio derecho es más corto y ancho que el izquierdo, el cual a su vez es más oblicuo, pues debe cabalgar sobre el corazón, que está entre ambos pulmones.
Frecuencia respiratoria
Se denomina así a la cantidad de movimientos respiratorios que se realizan en un minuto y que varía con la edad. el sexo, la actividad, el estado de reposo o vigilia, la enfermedad, etcétera.
Los niños tienen una frecuencia respiratoria más elevada que los adultos, llegando a 60 respiraciones por minuto; en el adulto normal es de sólo 16. Cuando nos agitamos, trabajamos o corremos, se eleva proporcionalmente la frecuencia respiratoria; si ésta es muy elevada o dificultosa se llama disnea.
Modificaciones del ritmo respiratorio
El bostezo por aburrimiento, cansancio o hambre consiste en una inspiración lenta, prolongada, seguida de una apertura amplia y espasmódica de la boca y una espiración algo más rápida y ruidosa, que dejan una sensación de alivio.
El suspiro también es una inspiración lenta y ansiosa por la nariz, con la sensación de que no llega suficiente aire al pecho, y una espiración brusca, corta y quejumbrosa por la boca, todo gobernado por un sentimiento de tristeza y ansiedad.
La risa es una serie de inspiraciones rápidas y poco amplias, seguidas de ruidosa espiración entrecortada bucal, hasta casi agotar el aire pulmonar; por supuesto, en medio de una agradable sensación de felicidad.
El llanto es una sucesión de inspiraciones espasmódicas, pequeñas, muy rápidas y ansiosas, seguidas de una espiración bucal prolongada, asociada a profuso lagrimeo y que en los chicos se transforma en un grito muy emotivo.
El estornudo es un grupo de inspiraciones bruscas, que estallan en una única espiración chasqueante, habitualmente muy ruidosa, que deja una agradable sensación de alivio.
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